jueves, 9 de agosto de 2012

El terror a los medios

GERALDINE EMILIANI
Especialista de la conducta humana.
geraldinemiliani@gmail.com

En el lugar que esté, procuro mantenerme al tanto de los acontecimientos de mi país. Abriendo los diarios online, aparecen las noticias al minuto, gracias a la tecnología y sobre todo a la responsabilidad de periodistas que laboran en los distintos medios. Periodistas que hacen la diferencia en su trabajo diario con nobleza, distinción, seriedad y honestidad sin menoscabar el prestigio, la honradez, y la dignidad de la persona cuestionada en la información que se genere en el momento.

Esta entereza es debido a sus valores humanos y familiares que heredan desde que están en los brazos de sus padres y se cultivan hasta que se llega a la edad adulta. En el entorno familiar se va desarrollando esa personalidad: ese carácter del buen hijo, del buen hermano, del buen compañero, del buen ciudadano y del buen profesional.

Así también puede ser lo contrario: hay quienes cultivan sentimientos malsanos, nada saludables. Y que hacen daño. Aquel que no respeta a su madre y a su padre cuando niño y adolescente y, cuando aquel padre y madre no pone límites a los desaciertos de sus hijos, cuando adulto no respetará a nadie.

Voy a ligar lo anterior con lo que observé en línea la madrugada del pasado viernes que me causó tristeza, vergüenza y terror. Aquí no me voy a referir al hecho del conflicto entre el diario La Prensa y la empresa TCT. En su momento, la verdad saldrá a relucir. Desafortunadamente perdimos todos, precisamente por hacer las cosas como nos da la gana. Mientras tanto, nos mantendremos entre chismes y bochinches, entre torpezas y discrepancias de los que protagonizaron hechos deplorables.

La noticia debe salir con la verdad, cueste lo que cueste y moleste a los poderosos y debe cubrir todos los ángulos y a todos los actores. En este ir y venir de aquella madrugada estuvo en peligro el sagrado derecho a la información. Qué mal estuvo eso de sitiar a un medio de comunicación. Me sentí agredida. Sentí que se violaban mis derechos como ciudadana de este país.

Hay dirigentes que le hacen un mal al país y me refiero a políticos, dirigentes sindicales y a los de la sociedad civil y que muchas veces se regocijan de las desgracias de otros y que saben que detrás de ellos está la manada, ésa que tiene un cerebro para pensar, pero deja que otros piensen y hablen por ellos. En el caso de la empresa TCT pueden tener todo la razón del mundo, pero la encerrona estuvo ¡FATAL! Claro que se deben hacer sentir cuando sus derechos son vulnerados, pero deben aprender de una vez por todas a solucionar los conflictos de manera civilizada. Las manifestaciones en las calles es una buena medida de presión, siempre y cuando no afecte a terceros, el diálogo es una buena herramienta, acudir a las instancias judiciales, lo es también.

No obstante, me aterra que para defender nuestros derechos tengamos que recurrir a los medios como si fueran ellos los tribunales para dirimir diferencias; me aterra que se tenga que sitiar un medio para que se dé el derecho a réplica; me aterra pensar y sentir que hay periodistas y medios que se dan a la tarea de perseguir y provocar el caos con informaciones que nada favorecen a la gobernabilidad de este país. Los periodistas cometen errores como todo ser humano, el problema está en que debido a un problema de personalidad muchos actúan de mala fe o, debido a los intereses del dueño del medio, se hacen cómplices al redactar noticias malintencionadas.

Observo y muchas veces con terror a periodistas y presentadores de programas de noticias y de debates cuando a sus invitados se les trata despectivamente, sin consideración, pisoteando la dignidad de la persona que, aunque haya cometido errores y los siga cometiendo, no es saludable el trato que se les da.

Otro ejemplo son los comentarios a las noticias o a la opinión de articulistas que aparecen en los distintos medios escritos. Donde hay foristas que descargan sus odios, frustraciones, fracasos y desgracias personales haciendo comentarios con palabras soeces, malintencionadas y de mal gusto. Aquí hay políticos igualmente frustrados y llenos de resentimientos, porque no están en el poder. Y, qué decir de los miembros del PRD y Panameñismo, en una pelea eternamente visceral entre muchos de ellos. El nivel de violencia y agresividad es de nunca acabar.

Mandela, Gandhi y Santa Teresa de Jesús y otros grandes humanistas, apostaron por la Filosofía del Liderazgo, una que tiene como fundamento la “inspiración”, un buen mecanismo de conducta para nuestros dirigentes.

Lo escenificado aquella madrugada, el presidente Martinelli al llegar a las inmediaciones del diario La Prensa fue hostigado por personajes de medios y dirigentes de la sociedad civil, a tal punto que pensé que se le iba a agredir físicamente. Si llega está mal y si no llega, también está mal. ¿Quién nos entiende? Como presidente y como persona se le debe respeto con sus errores o no. A Dios gracias deploró la conducta de la empresa TCT.

Lo apasionado, lo impulsivo, y lo colérico nos encierra emocionalmente y está sobre la cordura, la tolerancia y el respeto. Todavía estamos a tiempo de cambiar para mejorar. Sociedad civil, medios, políticos y gobierno deben poner un alto a esto, porque las cosas se van a complicar más de lo que están. Solo hay que intentarlo y veremos buenos resultados...

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