miércoles, 29 de julio de 2009

Los menores y la autoridad

(Publicado en La Estrella de Panamá el miércoles 29 de julio de 2009)

Doris Hubbard-Castillo

La rebeldía en la niñez y juventud es tan natural como su alegría y curiosidad, no es cosa que nos debe extrañar. Tan natural como esperada. Sin embargo, como en todo, los excesos sí nos deben preocupar. Pues, una cosa es esa rebeldía natural en niños y jóvenes, que pasan por etapas difíciles de formación y adaptación, por las que todos pasamos, y otra es que esa rebeldía se convierta en una conducta nociva que perjudica, tanto a ellos mismos, como a su entorno familiar y social.

No es descubrir el fuego, sino más bien llover sobre mojado, señalar las conductas, diré, no adecuadas, de muchos niños y adolescentes, demasiados para mi gusto y expectativas sobre lo que representan para el futuro de todos. Hoy, es lamentable percibir la falta de educación y cultura en este sector de la población, y para mí lo más triste y lamentable es esa actitud de pocoimporta que muchos dejan ver sin el menor sonrojo. Encima, unidas al desinterés por la educación y la cultura, están las actitudes desafiantes, agresivas, el irrespeto a todos los demás, sean sus pares o menores y mayores. Una situación que debemos tener presente que, es como la violencia intrafamiliar, no es exclusiva de ninguna clase social ni raza, solo que a unos, por no tener poder de ningún tipo, sí se les vapulea públicamente, y a otros, que sí lo tienen, no.

No me gusta escribir para tirarle piedras a nadie, prefiero resaltar lo bueno, sobre todo cuando se trata de niños, niñas y jóvenes, entre los cuales considero justo darle notoriedad a esos miles de ellos que a diario se esfuerzan, muchos apenas con una taza de café y un pedazo de pan en el estómago, por educarse y por llevar una conducta adecuada sin perder su esencia. Sin embargo, es tan peligrosa la deformación social de que está padeciendo un gran número de nuestros muchachos y muchachas, que no podemos callar y mirar para otro lado. Es urgente que se busquen los mecanismos para rescatarlos, incluso de sí mismos.

viernes, 24 de julio de 2009

Veinticuatro días de 'show' e improvisación

Doris Hubbard-Castillo

No soy dada a buscar lo negativo, aunque me cueste trabajo, siempre procuro, uno, dar, el derecho a la duda; dos, pensar bien de los demás; tres, prefiero pasar por ingenua o tonta que por alguien que tiene una objeción o mal presagio para cada pretendida buena acción.

Por ello pensando en el gobierno pasado, aunque me botó apenas al mes de haber comenzado su gestión, siempre he buscado ver lo bueno que se hizo y desecho toda idea generalizante que diga que no se hizo nada bueno en cinco años. Pues, simplemente, como ya lo he señalado antes, de ser así Panamá estaría varada.

Por ello, también, me he esforzado por ver con ojos de aprecio y objetividad, aunque de por sí no creo que eso de la objetividad exista, al gobierno del nuevo presidente, en el cual puedo decir que tengo muy buenos amigos, así como los tenía en el gobierno pasado, quienes sé que han llegado con verdaderos deseos de hacer las cosas bien y que estoy segura de que lo que no logren no será porque no han querido o sido capaces profesionalmente de hacer, sino por situaciones ajenas a sus niveles de solución.

Sin embargo, en estos ya 24 días he visto situaciones que me han, vamos a decir, consternado. Una de las más impresionantes para mi a veces conservadora mente fue ver al presidente de la República convertido en policía de barrio, quien sin mediar análisis legal, presumo, se toma una propiedad con inversión privada, dando la sensación a los que no nos conformamos con el pan y el circo, o sea, que creemos tener un poco de discernimiento lógico, de que estamos ante un déspota, y encima desesperado por mantener el 'raiting' político que lo llevó a la Presidencia de la República. No es malo poner las cosas en su lugar, claro que todos queremos que unos pocos dejen de usufructuar los bienes de todos, pero no podemos hacer cosas malas para corregir lo que está mal. Porque la idea es que todos, incluidos los gobernantes, respetemos y cumplamos las leyes.

Otras situaciones que me preocupan, y las he de señalar sin ánimos de convertirme en abogada del Diablo ni en crítica oficiosa del gobierno, son todas las medidas que tocan las arcas del Estado. Un joven periodista me preguntaba, “¿de dónde van a sacar la plata para hacer todo eso, van a quebrar el Estado?”. Y yo desde la campaña, cuando escuchaba todas las promesas, me decía “abrirán huecos aquí y allá, para cerrar otros acuyá”. Por lo que siempre seguirá existiendo el problema que dicen subsanar al cumplir sus promesas de campaña, porque simplemente trasladan el problema de un lugar a otro.

Al comienzo de esta administración al escuchar al vicepresidente de la República tuve la sensación de que pensaba que lo que hiciera esta gestión de gobierno culminaría el 1 de julio de 2014, cuando cada gobierno debe esforzarse por sentar las bases de un desarrollo sostenible en todos los sectores. Pero ahora al ver al presidente hacer cada día una cosa diferente, mi preocupación crece, pues siento que parece que está convencido de que solo tiene 100 días para arreglar el país. Y secundo la pregunta de otros, ¿cuando pase el día 100 será que dejarán de hacer?, se termina el trabajo, no creo. Lo que sí creo es que deben ir con calma, recordando aquello de “vístanme despacio que estoy de prisa”. Queremos soluciones permanentes, y para que sea así deben ser planificadas, organizadas, bien pensadas. No queremos improvisación ni gente preocupada por cumplir a como dé lugar con lo que se prometió en campaña, pensando en mantener el rédito político para las próximas elecciones.

Hay que ir a buen paso, pisando fuerte, pero seguros de que no estamos cometiendo errores, porque el asunto ese de gobernar no es cuestión de arreglar las cargas en el camino, no señores, como decía el bien recordado Mario Moreno. Gobernar es, además de tener presente el bien común, un asunto de planificación, de consenso, de evaluación de cada acción que se ejecute, antes de ejecutarla, entre otros muchos detalles que deben tener presente quienes llevan semejante peso sobre su espalda. No podemos meter la pata y después sacarla tratando de mantener la elegancia..., porque un día se nos acaba la buena suerte y la regamos, porque la regamos, y se acaban también los aplausos y vítores hasta de quienes nos acompañaron en cada campaña celebrando nuestras ocurrencias.

Ya para terminar, por ahora, hay otros temas, más graves que la improvisación, que me preocupan de las acciones que se están tomando. Entre ellos las verdaderas razones detrás de cada acción, sobre todo de índole económico. Es de esperar que realmente priven las buenas intenciones y que no exista un mural en donde está hecho, como si se tratara de una estrategia de ataque bélico, un cronograma de dónde están las ganancias para invertir desde la empresa privada, dejando de lado la atención a los problemas sociales, poniendo, así, en peligro los programas de desarrollo socioeconómico de ese mismo pueblo que los llevó al poder.

martes, 21 de julio de 2009

Panameños entre patadas e insultos de dos grandes...

DORIS HUBBARD-CASTILLO*

Primero Javier Aguirre, director técnico de la selección mexicana, nos patea a Ricardo Phillips, aunque después dijo que “no tenía mala intención”; y ahora el ex árbitro internacional y comentarista de Televisa, Arturo Brizio Carter, califica a toda nuestra Selección Nacional de Fútbol, nuestra “Sele”, como una “caterva de hampones”.

Son acciones y comentarios que, más que enojo, me causan sorpresa al venir de dos personajes que deberían ser guías del deporte, no solo de su país, México, sino regional, mundial, por la calidad de profesionales que son y por toda la experiencia que acumulan.

No obstante, Aguirre (alias El Vasco) y Brizio, nos dejan ver que ese deporte, el fútbol, que genera tantas pasiones, puede también anular el buen juicio a los mejores y en lugar de despertarles el deseo de corregir situaciones que no son extrañas en los encuentros deportivos, como los empujones, insultos, golpes, poses histriónicas de jugadores que fingen lesiones e incluso actos de corrupción, se dejan absorber por lo que deben promover que se corrija y lo empeoran, precisamente por ser quienes son.

Javier Aguirre y Arturo Brizio Carter no son, como decimos comúnmente, “unos cualquieras”, sus hojas de vida profesional dejan pasmados a muchos... de envidia y reconocimiento. De allí que sus actuaciones y palabras cobran mayor importancia.

Hay seres humanos que han nacido para ser guías, para marcar el rumbo, y al ser figuras públicas deben tener presente que sus actuaciones y palabras, aunque ellos no quieren e incluso los demás tampoco, cobran una vigencia e importancia extraordinaria.

Creyente y seguidora como soy, más de lo que representan los deportes como herramienta eficaz para promover una vida sana, la concordia y amistad entre pueblos, que de un deporte en especial, reconozco que muchas veces me molestan algunas actuaciones de nuestros deportistas durante los encuentros. Sobreactúan por los golpes que reciben, golpean a otros a propósito, dicen palabrotas, escupen, se tocan sus partes “nobles”, a las que realmente no entiendo por qué les llaman así, no solo las propias, sino las de sus compañeros... para celebrar, ¡que costumbre tan fea!, entre otras cosas. Sin embargo, considero que no es a través del insulto como se va a corregir a los peleones, para que tengan una mejor conducta.

Lo que hizo Aguirre quedó pálido, es prácticamente insignificante, ante las palabras de Brizio, pues este último ha ofendido a todo un pueblo. Aguirre nos dio una patada, que cabe la posibilidad de que haya sido accidental, le doy el derecho de la duda, sobre todo porque se mostró arrepentido y avergonzado y siempre he creído que cuando alguien pide perdón o, por lo menos, disculpas, hay que aceptar su palabra. Pero... Brizio nos acusó de delincuentes, porque debe tener presente que la Selección Nacional de Fútbol de Panamá, y todo equipo que actúe en nombre de nuestro país, representa a todos los panameños y viceversa.

No solo debemos exigir una disculpa, de todos los Brizios que se nos aparezcan, sino que las personas con capacidad para influir en la opinión pública, en nuestros jóvenes, en el desarrollo de los diferentes sectores de nuestras sociedades, ya sea a través de la literatura, la música, las artes, la política y los deportes sean comedidas en sus actuaciones y palabras.

Pero... por si a alguien se le ocurre, no agarremos el coraje contra todos los mexicanos, solo fueron dos de ellos los que nos ofendieron. Usemos el deporte para promover la paz y la hermandad entre nuestros pueblos, no para generar una cultura de odio y revanchismo. Pero en cuanto a Arturo Brizio Carter... mientras no se disculpe con mi país, para mí es non grato en Panamá...

*Periodista.

jueves, 16 de julio de 2009

Hasta luego a un soldado del periodismo panameño

Periodista Joaquín Maizón. Quienes han corrido muchos años en el periodismo nacional cuentan con muchas anécdotas del querido amigo y colega que partió hoy por delante, quien, por muchos méritos, pasará ahora a formar parte de la historia de consulta obligada del periodismo panameño.

Una de las voces más reconocidas de nuestro periodismo y, además, un caballero a carta cabal, el cual será recordado siempre por su amabilidad y correcto proceder, siempre dispuesto a apoyar a quienes lo necesitaran, así como trabajador incansable. Cae un soldado del periodismo, pero su recuerdo siempre estará presente. Hasta luego, amigo y colega.

Aquí copio la nota que aparece en la página web de La Estrella de Panamá "El periodista panameño Joaquín Maizón murió hoy luego de ser recludo esta madrugada en la Caja de Seguro Social (CSS) tras sufrir un infarto, que a su vez provocó un derrame cerebral. Maizón, reconocido por su amplia trayectoria periodística, laboró en diferentes medios de comunicación social donde realizó funciones como reportero y también en diversas entidades gubernamentales.
Según sus familiares, el periodista murió aproximadamente a las 12:30 de esta tarde. Era presentador y reportero de noticias en TVN, con su famoso segmento “Mientras usted dormía”.
Fue por muchos años una de las vibrantes voces de Radio Mía, en donde destacó por su programa Panamá Flash, laboró como Relacionista Público del Ministerio de Educación y al morir laboraba en KW Continente y en el departamento de Relaciones Públicas del Tribunal Electoral. Además siempre fue amigo de la sala de redacción de La Estrella de Panamá.
Este medio y sus trabajadores lamentan la muerte de este gran periodista y les ofrece a sus familiares una voz de aliento en este triste momento que los invade. "