domingo, 30 de agosto de 2009

¿“No nos interesa”?, pues, a mí sí...

(Publicado en La Estrella de Panamá el sábado 28 de agosto de 2009)

Doris Hubbard-Castillo

Una pobre imagen comenzamos a dar los panameños, por primera vez, en lo que a hermandad internacional se refiere. Primero la necedad de sacar a Panamá del Parlamento Centroamericano (Parlacen), utilizando argumentos solo sostenidos por la lengua que los suelta, pero que para quienes tenemos buena memoria parecen el resultado del enojo del señor presidente, no como presidente de la República, sino como presidente de su partido, porque sus candidatos no fueron siquiera aceptados.

Me pregunto si la ojeriza contra el Parlacen existiría si esos candidatos estuvieran allá, creo que no e incluso, como ya lo han hecho otros que hablaron pestes del organismo y después se fueron a meter allá y hasta propuestas hacían, lo defendería y justificaría su existencia.

En lo particular tengo mis criterios muy personales sobre si los panameños somos centroamericanos o suramericanos, pero ahora lo importante es que lo que no somos es una isla político-social ni queremos serlo.

Por otro lado, el ministro de Gobierno y Justicia, ex canciller también, al referirse a la expatriación de 56 africanos dice, que “Son personas con diferencias de todo tipo que no tienen nada que hacer aquí”. “No nos conviene ni nos interesa”.

¿Cuáles son las “ diferencias ”? No entiendo, porque son lo más parecidos a la mayoría de la población panameña, pero sobre todo son seres humanos, cuyos motivos, antes de repatriarlos, hay que revisar.

Me imagino que al decir “ no nos interesa ”, el “ Señor Ministro ”, haciendo uso de esa mala costumbre de muchos de hablar de sí en plural o tercera persona, se refiere a sí mismo, porque, aunque los panameños tenemos muchos problemas, jamás pueden decir que no nos interesa el dolor ajeno ni nos importan las carencias y peligros que han pasado esas personas que se arriesgan a salir en busca de una esperanza.

Debemos proteger nuestros intereses, pero en esa operación no podemos deshumanizarnos, ¡eso jamás!

martes, 11 de agosto de 2009

Por los que gritan quedito...

Doris Hubbard-Castillo

Es simple, bajo presión, ¡nada! “Señores transportistas, dejen las medidas de presión a un lado... y comencemos a analizar los problemas del sector, incluidos los que los afectan a ustedes...”. Esa es una parte del mensaje que quisiera que el gobierno le hiciera llegar a los transportistas, apoyado absolutamente por una población harta de ser abusada por todos los que dan algún servicio.

En gobiernos anteriores, porque no puedo hablar de que este haya hecho nada, porque si no lo recuerdan tiene apenas 43 días de ser, al sector transporte se le dieron apoyos en diferentes cuantías, hasta se les “becó” para darles seminarios. Fueron varios los intentos, ninguno siquiera con resultados medio buenos, para que se lograra, al menos, un cambio de actitud.

Todos somos usuarios de varios servicios, pero la gran mayoría de los panameños lamenta ser usuaria también del transporte, por ello de repente resulta que alguien como yo, que maneja opinión, decide quitarse la camiseta de periodista y quedarse solo con su piel de ciudadana, no por emotividad ni por interés político alguno, sobre todo cuando políticamente no soy afín a este gobierno, sino porque precisamente tengo una facilidad que no tiene la mayor parte de la ciudadanía, escribir, hablar y que alguien, por lo menos lea o escuche lo que digo, y que se entienda que es solo una voz que dice un poquito más alto lo que la gran mayoría grita, pero que parece que lo hace muy quedito, porque nadie se da por enterado.

Como por ejemplo recordarle al gobierno que es el representante de toda la población, a la cual se debe; y a los diferentes sectores de la sociedad que deben tener presente que el interés de la mayoría debe primar sobre cualquier otro interés, lo cual no quiere decir que se desconozcan sus derechos, pero sí que se les va a llamar a capítulo cuando sus acciones atenten contra el bienestar de la mayoría.

Para terminar, recuerden también que “Gobernar es pactar; pactar no es ceder”, Gustavo Le Bon.

lunes, 10 de agosto de 2009

Los transportistas y mis derechos

Doris Hubbard-Castillo

Haciendo historia, cuando Omar Torrijos les dio “el machete” no era para que le cortaran la cabeza a la ciudadanía usuaria del servicio, que prestan porque el Estado les otorga la concesión, misma que han convertido en un bien personal que venden e incluso heredan a sus familiares, pero dan un servicio que cada día es peor y no muestran ninguna intención de querer mejorarlo, pese a sus eternas promesas gobierno tras gobierno.

No sé hasta dónde el gobierno actual haya hecho acuerdos con los transportistas cuyas candidaturas apoyó, pero lo que sí sé es que ninguno de esos acuerdos puede estar por encima de mi derecho a tener a disposición un servicio público de transporte acorde a mi dignidad humana. Lo que tenemos actualmente puede ser definido como transporte para carga muerta ni siquiera para ganado vivo rumbo al matadero.

Si queremos exagerar y buscarle las cinco patas al “micho” , así como los transportistas, apenas ven que no se van a salir con las suyas, piden diálogo, pero con una espada sobre la cabeza de la contraparte, podemos decir, entonces, que la necesidad de transporte de la ciudadanía puede ser considerada un asunto de seguridad nacional, porque la falta de él atenta en contra de otra seguridad, la económica; además de violar el derecho de libre movilización de la ciudadanía.

De ser así, además de que los transportistas hacen usufructo de un bien del Estado, entiéndase Pueblo , pero no cumplen con su parte del “trato” , diremos, pues, que si mañana yo intento llegar a La Estrella y no puedo, porque ninguno de los buses llenos hasta la puerta, con asientos rotos, alambres sueltos, malolientes y conducidos como almas que lleva el Diablo, que usualmente llevan uno, dos o tres “pavos” “rofiones” , más la “amiguita” del conductor está disponible, le corresponde al Gobierno Nacional hacer respetar mis derechos.
Y eso espero que haga.

*Primero que todo, ciudadana de este país.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Hablando de niños y jóvenes

(Publicado en La Estrella de Panamá el 5 de agosto de 2009)

Doris Hubbard-Castillo

Seguiré con el tema, porque da para mucho, tanto por el lado bueno como por el no bueno. Hoy, solo quiero hacer una pequeña reflexión como la niña y joven que alguna vez fui y como la adulta que ahora comparte la responsabilidad de criar a varios chicos y una chica preciosa y súper consentida. Y comenzaré así en llano, porque el espacio es corto. A cualquier persona, de la edad que sea, pero sobre todo a una muy joven, difícilmente se le convence de enderezar el camino a los trompones y con palabras ofensivas.

He percibido una tendencia en ciertos “expertos” a referirse de manera ofensiva a los “infractores”, ya sea por andar en pandillas o haciendo de las suyas solos e incluso sobre una joven bella, pero no tan culta. Como si quien utiliza palabras más fuertes para calificar, más que a las malas acciones, a quienes las ejecutan, fuera el más docto en el tema.

Para pelear se necesitan dos, y esos dos no necesariamente serán dechados de virtudes en cuanto a diálogo se refiere, por ello pelean... y... ¡qué tal!... se requieren mediadores. Y los que usualmente son llamados a mediar son los “expertos”, pero si los “expertos” usan el mismo lenguaje de la “gente común”, sobre la cual recae gran parte de la responsabilidad de lo que sucede, y sueltan expresiones como “delincuentes genéticos”, “enfermos por el sexo”, etc., etc., etc. y todas esas etcéteras en mayúsculas cerradas, me quieren decir... ¿quién... va a mediar?

Ya sabemos que hay un problema serio con nuestra niñez y juventud. Muchos de ellos tienen una mala actitud, por la que se muestran renuentes al diálogo, al consejo, a la orientación, pero... ¿lograremos cambiar la situación actual con la palabra dura, prejuzgando, concluyendo que genéticamente son malos?

De una amena conversación con el Dr. Carlos Russell, quien ha trabajado con chicos pandilleros en el Bronx, concluí, entre otras cosas, que si los adultos pensamos y actuamos así, no podremos hacer nada... ni por ellos, ni por nosotros...

Se necesita determinación y carácter para corregir a un niño, niña o joven de conducta "difícil", pero debemos ser sabios, como adultos, en el manejo que le vamos a dar a la situación. Sabiduría que no estoy segura de que la contengan los libros sobre conducta humana y demás, donde, como en cualquier libro sobre teorías de cualquier ciencia, está exactamente eso, la teoría. La "práctica" nos la da la vida y nos la mejora el amor y el deseo porque realmente nuestros muchachos y muchachas tengan un futuro prometedor, basado en una buena educación académica, reforzada por una sólida formación moral y espiritual, la cual todos necesitamos.