jueves, 9 de agosto de 2012

Día Nacional e Internacional de los Pueblos Indígenas

ENRIQUE MONTEZUMA M.
Exlegislador de la República, educador Ngäbe Buglé.
montezumae06@hotmail.com
 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó, mediante resolución 49/214 del 23 de diciembre de 1994, los 9 de agosto de cada año como “Día Internacional de los Pueblos Indígenas”, con el propósito de hacer un llamado a los gobiernos del mundo para que se dé un espacio de reflexión sobre la participación y toma en cuenta de los Pueblos Originarios, que han habitado los territorios desde épocas milenarias, antes de la formación de los estados modernos actuales.

En ese sentido, la Asamblea Nacional de Panamá aprobó la Ley 42, del 1 de septiembre del 2010, que declara el 9 de agosto como “Día Nacional de los Pueblos Indígenas”.
Consideramos necesario un balance de la situación de los derechos humanos y derechos de los Pueblos Indígenas de Panamá, el cual queremos compartir con todos los panameños para su reflexión.

Es públicamente conocido que el Estado Panameño sigue violando los derechos de los Pueblos Indígenas, reconocidos en el Convenio 107 de la OIT, la Convención Americana de Derechos Humanos y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, especialmente los Derechos Indígenas relacionados con el derecho a la consulta, consentimiento previo, libre e informado, tierras, territorios y recursos naturales.

Prueba de ello es que los gobiernos, faltando a sus obligaciones de respetar y garantizar los derechos humanos, siguen extendiendo licencias o concesiones para la exploración y explotación de minas, petróleo, construcción de represas y otros megaproyectos en territorios indígenas que no responden a las necesidades de las comunidades, sino a la de las corporaciones empresariales nacionales y extranjeras.

Es conocido, y no es un tema nuevo, que los Pueblos Indígenas de Panamá continúan sufriendo graves violaciones de sus derechos como pueblos indígenas. En particular, experimentan severas presiones sobre sus tierras, debido a las actividades madereras, mineras, construcción de represas hidroeléctricas, invasión de colonos en tierras demarcadas y tierras colectivas. Aunque el Estado cuenta con leyes, son, en mayor o menor grado, frecuentemente violadas. En otro caso, no existen leyes adecuadas. Además, la legislación nacional no está en concordancia con las obligaciones asumidas por los gobiernos, conforme a las legislaciones internacionales de Derechos Humanos y Derechos de los Pueblos Indígenas.

En otras palabras, los gobiernos lo único que hacen es obedecer a los poderes económicos oligárquicos, hablando únicamente de política o matriz energética, mercado, competitividad, certeza jurídica para las inversiones, exportación e importación, crecimiento económico y tantas otras cosas. Pero sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, no dicen absolutamente nada. Los Derechos Indígenas no son prioritarios para los gobiernos, lo que les interesa es comercializar los derechos de la tierra, territorios y recursos naturales de los Pueblos Originarios.

Pareciera que para el Gobierno Nacional el lenguaje de los instrumentos de los Derechos de los Pueblos Indígenas es considerado vago y en sus actuaciones sólo expresan meras declaraciones de intenciones.

Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de Panamá hay mucho que decir, pues unos de los obstáculos más grandes para la implementación y desarrollo de los conocimientos de sus derechos como pueblos originarios, de todos los instrumentos, tanto internacionales como nacionales, han sido y siguen siendo la falta de voluntad política, la fluidez económica, el respaldo legal y el fiel cumplimiento de las obligaciones contraídas por estos gobiernos con la legislación internacional de Derechos Humanos.

Ante este vacío legal existente, para una real protección de los conocimientos tradicionales de los Pueblos Indígenas, deben someterse a las evaluaciones periódicas por los mecanismos intergubernamentales de los Derechos Humanos para la implementación de cada uno de ellos; como el conocimiento real de los derechos recién aprobados en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Los Pueblos Indígenas panameños sufrimos nuevas modalidades de discriminación e intolerancia y son otros actores algunas veces más poderosos que los estados, como las transnacionales. La discriminación no es sólo étnica, sino económico-cultural. En nombre de un desarrollo ficticio, se violan constantemente los derechos indígenas en Panamá. Sería largo enumerar los casos de abusos y violaciones de los Derechos Humanos de que son víctimas los Pueblos Indígenas panameños, ante la indiferencia de las autoridades responsables de tratar y resolver estos asuntos. Otro ejemplo claro es el maltrato y violaciones de sus derechos que sufrieron los hermanos ngäbe-buglé hace meses atrás por parte del gobierno panameño. Tres muertos hasta ahora, cientos de heridos y detenidos en complicidad con las autoridades y funcionarios estatales.

Los estudios científicos señalan que los Pueblos Indígenas de Panamá tenemos más de 12,000 años de estar radicados en estas tierras de Abia Yala, que luego fueron llamadas Panamá. Sin embargo, es una vergüenza histórica que en pleno siglo XXI, era del conocimiento y tecnología de punta, era espacial, de Internet y de una modernidad nunca vista, nos traten a los Pueblos Indígenas originarios como extranjeros en nuestras propias tierras, habitadas desde tiempos milenarios.

En resumen, los Pueblos Indígenas panameños y latinoamericanos, en otra era creadores de grandes civilizaciones, con sus majestuosas huellas, como las grandes pirámides y ciudades casi flotante como el Machu Pichu del Imperio Inca, los mayas con su calendario y conocimientos científicos y astronómicos, los aztecas y otros que hablan y muestran la grandeza de esa época, hoy ven cómo los descendientes y gobernantes, con sangre en sus venas de esos Pueblos Indígenas, expresan, con su comportamiento, que los indígenas de este país y del continente son de segunda categoría, por lo cual son masacrados a la luz pública; violado su derecho más fundamental, que es el derecho a la vida.
Hoy, 9 de agosto, Día Nacional e Internacional de los Pueblos Indígenas, hacemos un llamado a la reflexión a la sociedad panameña, a los gobernantes, al Alto Comisionado de los Derechos Humanos y a todos los otros organismos similares sobre que las decenas de muertes de indígenas por asesinato de la Policía Nacional, por orden de nuestro mandatario en reiteradas ocasiones y casi permanentemente, merecen su repudio, sanción y no pueden quedar impunes.

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