No tengo título aceptable... para mí... Cosas de estilo, manía o capricho. Siempre que voy a escribir, lo primero que pongo es el título, pero hoy tengo tantos que no sé cuál poner, por eso me quedo sin título.
Y es que estoy preocupada, tengo un millar de ideas agolpadas... queriendo salir, queriendo tomar forma de palabras; palabras claras, directas, suaves, conciliadoras, premonitorias, coercitivas, pacificadoras. Pero, salen muchas agrestes, cáusticas... hasta altisonantes... Por eso, ¿cómo decir lo que se siente y piensa sin abonar a la diatriba, al desespero, a la desconfianza, a la decepción?
He leído de todo... y recibido algunas críticas indirectas, lo último, a menos que perciba la buena intención, me tiene absolutamente sin cuidado; las expresiones que señalan, aun las que suenan fuertes, preocupación y desilusión con lo que pasa en el país, esas sí me llaman a meditar.
Como dije en un "tuit" anoche: "Unos dicen "quiten ese poco d propagandas... d Martinelli-Lavítola-Varela!", otros "#RenunciaMartinelli" y otros piden mirar para otro lado". Una pequeñísima síntesis de lo que vi durante el día de ayer a raíz de la nueva pelea pública entre los ciudadanos presidente y vicepresidente de la República. Todas preocupan.
Pero la última me preocupa más... "mirar para otro lado", porque es "pelea de políticos", "de los grandes", "de elefantes"... Pues, resulta que estos "políticos", estos "grandes", estos "elefantes", no son unos "cualquieras", son el PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. Y así como les debemos respeto, ellos nos los deben a nosotros como pueblo, a la Nación; pues, son los dos ciudadanos que en este momento representan la majestad del Estado. Ostentan los dos cargos públicos más importantes de nuestra hoy tristemente mancillada democracia. SU PELEA, PÚBLICA, NOS INCUMBE A TODOS.
Aquí, me disculpan, aprovecho para recordarle a ciertos colegas, que antes que periodista soy panameña. Además, por condición, elección, preferencia, genio y figura, me pongo por encima -o por debajo, como guste su mezquindad- de esas teorías HIPÓCRITAS de que los periodistas solo transmitimos noticias. Por si fuera poco, a mis años, ignoro esas idioteces del objetivismo, ¡que no existe!, a menos se trate de robots; además, no soy reportera, lo fui hace mucho; hoy, solo opino, lo que me parece, nadie paga por ello... a mí no. Luego de perder preciosos minutos en aclaraciones inútiles, sigo con lo relevante...
Si nos importa el país, si no somos de esos que únicamente están por su estómago... y aún si somos de esos, pero entendemos que lo que nos daña en lo personal, daña a todos, no podemos ignorar lo que está pasando, echarnos a reír y decir que no es nuestro problema.... Siempre digo, aunque las actitudes de muchos me hagan pensar lo contrario en algún momento, que "Panamá no se merece esto". Es este un país hermoso, con tanto recurso, sobre todo humano, deberíamos estar en condiciones mucho mejores, con ese crecimiento económico salpicando, chorreando a todos; con un excelente sistema de salud, educación, viviendas dignas, empleos dignos, salarios mucho más dignos, justos.
Pero, estas situaciones que se dan, en los tres últimos años en demasía, no permiten que veamos bien lo que tenemos, analicemos, sopesemos, lo logrado, para poder evaluar lo que nos falta, que es mucho.
De siempre estamos inmersos en una campaña política eterna, no nos han dejado descansar, no han descansado; no gobiernan por estar pensando en las próximas elecciones; encima, para distraer la atención de cada mala situación que los envuelve, generan crisis tras crisis. Tan irresponsable es el actuar que hoy nos enfrentamos a la idea de un posible juzgamiento del vicepresidente de la República, habiendo ya soltado antes el juzgamiento del presidente.
Dadas las actitudes, quizás es mucho pedirles coherencia, mesura, que se sienten... o se callen, ¡pero ya! Están dañando el país, nos están ofendiendo y dañando a todos. PANAMÁ NO SE MERECE ESTO. Haría falta que las fuerzas vivas -sociedad civil organizada- actúen, que se reunan, que llamen a la paz y la concordia, por el país de todos.
En broma y en serio, podemos decir que ¡esta vaina no la aguanta nadie... ni un día más!
