domingo, 20 de diciembre de 2009

Hermano.. solo un par de palabras

(Publicado en el diario La Estrella de Panamá el 20 de dicembre de 2009)

Por Doris Hubbard-Castillo*
Todos los días te recuerdo, no solo hoy. Estás en ese mismo lugar de mi corazón en el que guardo la presencia de mi madre. Solo que contigo a veces me sorprendo pensando: "ojalá uno de estos días me deje en ridículo por haber escrito sobre él y su muerte.. y aparezca vivo...".

Pero.. eso es solo porque no tengo una tumba a la cual llevarte flores, una en donde esté segura de que reposan tus restos mortales, lo cual me daría la certeza de que -de verdad- no estás; contrario a lo que pasó con mamá, a quien yo misma vestí "con ropa cómoda", como le gustaba, para sepultarla.

Han pasado 20 años y no puedo evitar la emoción y las lágrimas cuando te escribo, recordando —entre otras cosas— tu alegría y cariño al saludarme y ese orgullo que demostrabas cuando me presentabas a tus amigos y les decías: "ella es mi hermana...". Así me llamabas: "Hermana", quizás queriendo reforzar con tus palabras ese lazo sagrado que nos unía.

Me duele lo que muchos panameños dicen sobre por qué murieron tú, varios de tus amigos y otros miles de panameños, intentando incluso justificar el hecho. Pero lo más importante es que no estás ni sé dónde podrás estar.. físicamente, porque en cariño, en sangre, estás en mí, eso sí lo sé y así siempre será.

*"Hermana" de Alejandro Antonio Hubbard Torrero.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Jesús Alberto Labastida, hasta luego, amigo...

(Publicado en La Estrella de Panamá el lunes 7 de diciembre de 2009)

Doris Hubbard-Castillo

Lo conocí en mis inicios como periodista, en mi primer trabajo con lo que se podría llamar un salario real, allá por los 80, cuando él, locutor de cabina, y yo, estudiante de periodismo en mi último año de la carrera y reportera del noticiero, trabajábamos en La Exitosa.

Como siempre en este medio, muchos tendremos anécdotas de Jesús Alberto Labastida, sobre todo por ser un bromista empedernido, pero siempre amable, respetuoso y excelente compañero, incluso, en lo que a mí respecta, en algún momento, consejero. Definitivamente, al hablar de él todos recordaremos su buen sentido del humor... permanente, lo que hacía ver su alegría de vivir, además de esa sinceridad que se le sentía en el trato con todos los que teníamos relación con él.

Sabía que Labastida, para mí “Laba”, había estado enfermo, y uno de estos días pregunté por él, pero no recibí noticias; hasta ayer, cuando escuché a otro de nuestros valores de la radio, Pacífico Orozco, que también trabajó con nosotros en La Exitosa, hablar en KW-Continente sobre lo que para mí era la primicia de su muerte.

Escalofríos, lágrimas y una gran tristeza por el amigo que se fue, pero también la certeza de que deja excelentes recuerdos y su página imborrable en la historia de la radio panameña, escrita con talento, dedicación y amor. ¿Más consuelo?, además de haberme distinguido con su aprecio y amistad, la certeza de que solo muere quien es olvidado y con Labastida eso no pasará, porque siempre estará presente en la bitácora de nuestras vidas personales y profesionales.

El trabajo en los medios de comunicación es difícil, lleno de insatisfacciones de muchas clases, pero si hubiese una sola satisfacción que exaltar, sería el conocer a personas excelentes, con gran calidad humana y profesional, que marcan nuestras vidas, no solo con un buen ejemplo como profesionales, sino con sonrisas y cariños y que, pese a que vamos de un medio a otro y no nos vemos con frecuencia, siempre perdura ese sentimiento de pertenencia del compañero, del amigo, y sabemos dónde estamos, qué hacemos, nos apreciamos, nos queremos, nos respetamos... y no nos olvidamos ni nos despedimos de quien parte primero... solo nos decimos... “hasta luego, amigo...”.