martes, 24 de enero de 2012

Silencio y Palabra: camino de evangelización - Mensaje del Papa en el día del Santo Patrono de los Periodistas.

Queridos hermanos y hermanas

Al acercarse la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales de 2012, deseo compartir con vosotros algunas reflexiones sobre un aspecto del proceso humano de la comunicación que, siendo muy importante, a veces se olvida y hoy es particularmente necesario recordar. Se trata de la relación entre el silencio y la palabra: dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para obtener un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas. Cuando palabra y silencio se excluyen mutuamente, la comunicación se deteriora, ya sea porque provoca un cierto aturdimiento o porque, por el contrario, crea un clima de frialdad; sin embargo, cuando se integran recíprocamente, la comunicación adquiere valor y significado.

El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de "ecosistema" que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.

Gran parte de la dinámica actual de la comunicación está orientada por preguntas en busca de respuestas. Los motores de búsqueda y las redes sociales son el punto de partida en la comunicación para muchas personas que buscan consejos, sugerencias, informaciones y respuestas. En nuestros días, la Red se está transformando cada vez más en el lugar de las preguntas y de las respuestas; más aún, a menudo el hombre contemporáneo es bombardeado por respuestas a interrogantes que nunca se ha planteado, y a necesidades que no siente. El silencio es precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes. Sin embargo, en el complejo y variado mundo de la comunicación emerge la preocupación de muchos hacia las preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo esperar? Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.

En realidad, este incesante flujo de preguntas manifiesta la inquietud del ser humano siempre en búsqueda de verdades, pequeñas o grandes, que den sentido y esperanza a la existencia. El hombre no puede quedar satisfecho con un sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de vida: todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo en nuestro tiempo en el que "cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales" (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2011).

Hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios. En la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad. No sorprende que en las distintas tradiciones religiosas, la soledad y el silencio sean espacios privilegiados para ayudar a las personas a reencontrarse consigo mismas y con la Verdad que da sentido a todas las cosas. El Dios de la revelación bíblica habla también sin palabras: "Como pone de manifiesto la cruz de Cristo, Dios habla por medio de su silencio. El silencio de Dios, la experiencia de la lejanía del Omnipotente y Padre, es una etapa decisiva en el camino terreno del Hijo de Dios, Palabra encarnada… El silencio de Dios prolonga sus palabras precedentes. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio" (Exhort. ap. Verbum Domini, 21). En el silencio de la cruz habla la elocuencia del amor de Dios vivido hasta el don supremo. Después de la muerte de Cristo, la tierra permanece en silencio y en el Sábado Santo, cuando "el Rey está durmiendo y el Dios hecho hombre despierta a los que dormían desde hace siglos" (cf. Oficio de Lecturas del Sábado Santo), resuena la voz de Dios colmada de amor por la humanidad.

Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. "Necesitamos el silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y así nos permite llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora" (Homilía durante la misa con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, 6 de octubre 2006). Al hablar de la grandeza de Dios, nuestro lenguaje resulta siempre inadecuado y así se abre el espacio para la contemplación silenciosa. De esta contemplación nace con toda su fuerza interior la urgencia de la misión, la necesidad imperiosa de "comunicar aquello que hemos visto y oído", para que todos estemos en comunión con Dios (cf. 1 Jn 1,3). La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.

En la contemplación silenciosa emerge asimismo, todavía más fuerte, aquella Palabra eterna por medio de la cual se hizo el mundo, y se percibe aquel designio de salvación que Dios realiza a través de palabras y gestos en toda la historia de la humanidad. Como recuerda el Concilio Vaticano II, la Revelación divina se lleva a cabo con " hechos y palabras intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas" (Dei Verbum, 2). Y este plan de salvación culmina en la persona de Jesús de Nazaret, mediador y plenitud de toda la Revelación. Él nos hizo conocer el verdadero Rostro de Dios Padre y con su Cruz y Resurrección nos hizo pasar de la esclavitud del pecado y de la muerte a la libertad de los hijos de Dios. La pregunta fundamental sobre el sentido del hombre encuentra en el Misterio de Cristo la respuesta capaz de dar paz a la inquietud del corazón humano. Es de este Misterio de donde nace la misión de la Iglesia, y es este Misterio el que impulsa a los cristianos a ser mensajeros de esperanza y de salvación, testigos de aquel amor que promueve la dignidad del hombre y que construye la justicia y la paz.

Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo. A María, cuyo silencio "escucha y hace florecer la Palabra" (Oración para el ágora de los jóvenes italianos en Loreto, 1-2 de septiembre 2007), confío toda la obra de evangelización que la Iglesia realiza a través de los medios de comunicación social.

Vaticano, 24 de enero 2012, Fiesta de San Francisco de Sales

BENEDICTUS PP XVI

miércoles, 18 de enero de 2012

¿Fundamentalismo en Panamá?

Hoy recibí este comentario de un amigo sobre el anuncio del gobernador de la provincia de Colón, Pedro Ríos, de suspender los carnavales en esa provincia: "El gobernador de Colón, por razones religiosas, ordena la cancelación de los Carnavales, porque el Diablo que reina en Carnaval (y no se equivoca) interferiría con un Jubileo de Fundamentalismo Cristiano que él auspicia como miembro de ese culto Cristiano.

Con ese acto irrespeta a todos que no profesamos esa fe -judíos, musulmanes, budistas, ateos y otras Iglesias Cristianas-, siendo la Católica mayoría, hecho reconocido por nuestra Constitución.

Además, es un acto violatorio de la Constitución, que establece libertad de culto. Ninguna autoridad puede imponer un acto de determinada Fe religiosa como en este caso. Como representante del presidente de la República en esa provincia, el gobernador de Colón lo involucra en una acto violatorio de la Constitución, que no sería la primera vez que esto sucede. Será interesante ver qué pasa.

Lo cierto es que con este último acto, no me queda la menor duda de que este es un gobiernos de dementes".

Esto lo he estado observando caminar hacia nosotros hace ya mucho en este gobierno. No es posible que ahora se nos imponga una determinada fe, independientemente de cuál sea la misma. Estamos cayendo en el colmo de la estupidez humana, al pretender obligar a los demás a hacer y hasta a creer según un grupito considera que debe ser. Es violatorio de los derechos humanos e individuales.

Si el presidente quiere ser evangélico, que lo sea, pero que no pretendan, ni él, ni otros, que el resto de los panameños vamos a caminar en ese sentido por dónde a ellos les dé la gana.

NO es en defensa de los Carnavales, esto va mucho más allá. Yo, que procuro ser tolerante con quienes profesan una fe distinta a la mía y con quienes no profesan ninguna, no acepto que nadie me diga cómo actuar en ese sentido. Ahora son los Carnavales, ¿qué sigue? Definitivamente,
esto es de dementes...

martes, 17 de enero de 2012

Como si nos importara REALMENTE la mayoría...

30.1% dijo que no votaría por ninguno de los anteriores y 21.6% no sabe o no respondió”, esta es la parte que más me llama la atención sobre los resultados de la última encuesta de Dichter & Neira (por lo general es la parte que veo primero en todas). Quizás por no estar inscrita en ningún partido y por aspirar a que quien llegue a ocupar el cargo más importante del país sea alguien que realmente cumpla con un perfil lo más cercano al estadista que deseamos, no me interesa resaltar a quién se lleva el índice más alto dentro de la cifra total que hace el 48.2% de los que sí se identifican con un nombre. Lo cual nos dice que ni siquiera la mitad de los electores decidirá el destino de todos, como casi siempre ha pasado, excepto en la última elección donde el 60.6% eligió... una respetable mayoría.


Siempre veo estas informaciones a la inversa, me llaman la atención los que no creen en nada ni nadie, por todas las decepciones que han sufrido o sencillamente porque no les importa con lo que sucede, porque eso para mí refleja un desmejoramiento de la participación ciudadana. No es positivo si la cantidad de personas que toma las decisiones que atañen a todos es la menor.

Mi forma de ver los resultados es “como si nos importara lo que quiere, siente y piensa la mayoría”, resaltando que contrario al 48,2% que tiene un candidato (minoría y sacando al presidente Ricardo Martinelli), el 51.7 suma a los que no quieren a ninguno de los candidatos enlistados o no les importa con lo que pasa en cuanto a política y otros temas nacionales, esto es en lo que se traducen para mí los que “no saben” o “no responden”.

Quizás los votantes, eternos votantes, están fastidiados de la también eterna campaña política y/o piensan que aun es prematuro tener un candidato fijo, porque faltan dos años para las elecciones... o simplemente quieren otras opciones entre las cuales elegir... las que hay no los convencen. Lo que sí creo es que lo ideal sería que cada vez más panameños eligieran a quienes gobiernan.

Ahora, ¿por qué en este momento no le interesa a la mayoría quién sea el candidato en el 2014? Otra vez MI interpretación, quizás sea porque lo que se quiere es que “alguien”, en este momento, ya, se dedique a resolver los graves problemas que nos afectan: inseguridad; los sistemas de salud y educación hechos un desastre; el cada vez más bajo poder de adquisición, esa canasta alimentaria, cuyo costo sube sin que nada lo detenga; los numerosos casos de corrupción, que han terminando con la poca fe en la certeza del castigo y en el buen uso de los recursos del Estado y demás situaciones harto conocidas por todos nosotros y que nos afectan igualmente a todos.

Para mí, los actuales aspirantes presidenciales deben tomar en cuenta que ninguno convence a una gran mayoría. Y, aunque este panorama irá cambiando en los próximos meses, el índice de rechazo/indiferencia crece, si no me creen, revisen las encuestas previas y comparen..., ¿cuál será la fórmula para bajarlo?

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Información de TVN

“Si las votaciones para escoger presidente de la República fueran hoy, 18.6% votaría por Juan Carlos Varela, según la encuesta de Dichter & Neira. 12.7% votaría por Ricardo Martinelli, 7.4% votaría por Juan Carlos Navarro.

Por Guillermo Ferrufino votaría el 4.3%, por Balbina Herrera y Laurentino Cortizo el 3%, 2% por Juan Carlos Tapia, 1.8% por Samuel Lewis Navarro y por otros 1.5%. 29.1%. 16.6% no sabe o no respondió.

Sin embargo, al excluir a Ricardo Martinelli, el 21.4% votaría por Varela, 8.1% por Juan Carlos Navarro, 6.3% por Ferrufino, 3.2% por Balbina Herrera y 3.2% por Laurentino Cortizo, por Juan Carlos Tapia, el 2.2%, 2% votaría por Samuel Lewis Navarro y por otros 1.8%.

30.1% dijo que no votaría por ninguno de los anteriores y 21.6% no sabe o no respondió”.

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21.4%

8.1%

6.3%

3.2%

3.2%

2.2%

2%

1.8%.

48.2

+

51.7 (30.1 + 21.6) = 99.9

lunes, 16 de enero de 2012

Cuando me cuesta quedar bien con otros... soy solo... ¡yo!

La primera persona con la que me interesa quedar bien es... conmigo. Sonará ególatra, pesado, antipático... etcétera..., y etcétera... pero quedar bien conmigo, significa que mi conciencia la tengo tranquila, porque no hago nada de lo que me deba -o quiera- arrepentir más tarde. No digo lo que no siento, no le sonrío a quien no me da la gana de sonreírle, no doy las gracias a quien nada tengo que agradecerle, no le pido perdón a quien nada le debo. Creo en Dios si me da la gana... como y cuando me da la gana...

Por lo tanto, cuando digo o hago, quienes me escuchan o ven saben que soy honesta, quizás a veces no muy simpática, pero siempre honesta.

Qué tranquilidad da ser así, aunque me reste simpatizantes, que al final de cuentas no me importan, o me importan muy poco, porque quienes necesiten que sea falsa para agradarles no son las personas a las que quiero agradarles. Já, qué vaina, y es la gente que parece que más abunda, aunque no, quiero pensar que la gente auténtica, de una sola cara, es mayoría.

Es como mi imagen ideal de fin de semana desconectada de todo... y de todos... de caminar por una calle a la orilla de la playa, a media tarde, pero sin mucho sol, con toda la brisa marina en mi cara, alborotándome este cabello rizado, herencia de mi abuela negra, trayéndome el canto de las aves... y el sabor del mar; mi manera de sentirme natural, auténtica, un poquito salvaje... sin olvidar a Gabo... Qué sensación tan linda, ser yo... solo yo... a pesar de todo... a pesar de lo que cuesta quedar bien con otros...