martes, 20 de noviembre de 2007

Niños, niñas y adolescentes..., las primeras víctimas

Por Doris Hubbard-Castillo
dehubbard.castillo@gmail.com

Los niños y niñas, y los adolescentes, los jóvenes de la especie, ¿podríamos decir nuestros cachorros?, son las primeras víctimas de todos los males de la sociedad: la pobreza y sus secuelas; la violencia doméstica; la injusticia; las guerras; las enfermedades; la deshonestidad; la corrupción; el tráfico ilegal de todo cuanto se le ocurra a los degenerados traficar: seres humanos, órganos, drogas.
Y pese a todos los llamados de advertencia e incluso denuncias de organizaciones no gubernamentales, de organismos de las Naciones Unidas, de personalidades mundiales que utilizan el poder que les da la popularidad adquirida por lo que hacen -cantantes, escritores, actores o actrices y demás- para señalar al mundo el peligro en el que están nuestras niñas, niños y adolescentes, cada día esos peligros aumentan, sin que parezca que existe el suficiente compromiso de la sociedad y los gobiernos para detenerlos.
Desde hace 18 años existe la Convención de los Derechos del (los) Niño (s), yo agrego las ‘s’ y a las niñas y adolescentes, un documento repleto de lo que es el ideal sobre lo que debe regir en cada rincón del mundo para proteger a los seres humanos más indefensos, que a la vez son el futuro de la especie, y quienes necesitan ser, además de protegidos, beneficiarios de una alimentación adecuada; de un sistema de salud estructurado de acuerdo a sus necesidades, con suficientes centros médicos, camas, medicamentos, servidores de la salud con vocación; de un sistema educativo eficiente, moderno, competitivo, con muchas escuelas, cuadernos, libros, educadores comprometidos con su responsabilidad; de viviendas dignas; de un mercado laboral justo, en el que sus padres y madres reciban una remuneración que sea la suficiente y necesaria para llevar a sus familias el sustento, para que no exista la excusa de la pobreza para que un niño, niña o adolescente deba cambiar sus libros por herramientas de trabajo.
¿Pero qué será lo que nos hace falta para lograr que en efecto los propósitos de la mayoría se impongan sobre los malos propósitos de una minoría que asesina niños (as) y adolescentes, los prostituye, los mete en las drogas, como traficantes y consumidores, en fin, les hace víctimas de la violencia en todas sus categorías?
Y encima, la pobreza, que los hace víctimas fáciles. ¿No están los gobiernos, y las sociedades, lo suficientemente comprometidos con lograr una justa distribución de los recursos?, pues mientras en un país como Panamá se habla de un índice de crecimiento muy elevado, los sectores pobres del país no están recibiendo los efectos positivos de esa bonanza. Situación que no es exclusiva de Panamá ni de los países latinoamericanos, porque en todo el mundo hay pobres, los dejados atrás por el progreso.
Según una nota del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con motivo del aniversario de la Convención de los Derechos del Niño (20 de noviembre de 1989): “La Convención ... Establece las bases para una nueva vida para todos los niños y niñas, y es el acuerdo sobre derechos humanos que ha logrado el mayor nivel de ratificación en el mundo. Los derechos que describe incluyen el derecho a la supervivencia, el derecho a ser protegido de influencias lesivas, del abuso y de la explotación, y el derecho a participar plenamente en la vida familiar, cultural y social”.
Además dice la nota que: “La Convención se ha convertido en una medida universalmente aceptada de responsabilidad mundial respecto a la infancia, y en un instrumento eficaz para promover condiciones y circunstancias favorables a la supervivencia y el desarrollo de niños y niñas”.
No niego que estos postulados son considerados por los gobiernos de muchos países, los cuales en su afán por honrarlos tratan de propiciar las condiciones para cumplir con el documento que ratificaron, pero definitivamente falta, y mucho.
Se debe hacer una evaluación en cada país de lo que no se ha hecho, pero una evaluación los más rápida posible, para poner manos a la obra, pues de nada nos sirve echarnos flores sobre los logros, cuando al remitirnos a los resultados, estos nos indican que lo hecho NO HA SIDO suficiente.
Para finalizar, un poco sobre las estadísticas. Según la evaluación hecha por la UNICEF por los 18 años de la Convención, no refrendada por Estados Unidos y Somalia, pese a los “desarrollos positivos” logrados en este largo periodo “en la actualidad, cerca de 27,000 menores de 5 años mueren cada día, la mayoría por enfermedades que pueden prevenirse; cada 3.6 segundos una persona muere de malnutrición, en la mayoría de los casos un niño o niña menor de 5 años. Además, el paludismo mata a un niño o niña en alguna parte del mundo cada 30 segundos; más de 15 millones de niños y niñas han perdido a su madre o a ambos padres debido al SIDA, más de dos millones de niños y niñas vivían con VIH o SIDA en 2006, pero sólo un 15% de quienes necesitan tratamiento antirretroviral lo están recibiendo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Doris, siempre oportuna con tus comentarios. Imagínate que en El Salvador la famosa Cuenta del Milenio - Casi $ 500 millones- que entregará Estados Unidos a países pobres que demuestren que combaten la corrupción y la marginación social y económica, entre otras cosas, se encuentra en peligro de ser suspendida precisamente porque el Estado, no el gobierno, no hace nada por resolver un problema que arrastramos desde que los ladinos se independizaron de España y crearon el sistema en que vivimos.
Esa Cuenta del Milenio, que El Salvador disputó con otro país pobre africano llamado Namibia, se tiene previsto que sea desembolsada a partir de 2008 a cambio de que El Salvador dé visos de resolver los problemas sociales y de corrupción que abaten a todos los que vivimos en él.
Para dar un ejemplo del grave problema social que vive El Salvador, 1 de cada 10 niños (as) vive en estado de desnutrición, lo que ha hecho gastar al Estado en Salud, no al gobierno, $ 1,175 millones solo en 2004, no en prevención sino en atención a los afectados por la desnutrición.
La desnutrición preescolar ha hecho que más de 4 mil niños (as) repitieran su año escolar ese mismo año, problema que a la postre afectará la producción de este empobrecido país centroamericano -por no decir que ya comenzó a insidir -, entre una población que no tendrá ni la capacidad mental ni la fuerza física que se requiere para trabajar en un mundo laboral cada vez más exigente, vocablo último muy sutil para disfrazar la explotación a la que somos sometidos en muchos de nuestros centros de trabajo.
Hubo, según datos de organismos internacionales, 298 mil personas que no llegaron a la etapa productiva "dada la mayor probabilidad de morir que tienen los desnutridos"...
Qué futuro le espera a los niños (as) del mundo pobre con esas estadísticas?
Las edades de los niños (as) afectados por la desnutrición en El Salvador fluctúan entre los 0 a los 5 años y tienen problemas de talla, es decir, que son más bajos de estatura que un niño bien nutrido en esas mismas edades.
Cuánto es la inversión del Estado salvadoreño en ese rubro tomando en cuenta el PIB?
A partir de 1993 la inversión estatal para combatir la desnutrición se ha reducido 0.7 puntos porcentuales por año, y entre 1998 y 2003, la tasa bajó a 0.3 puntos porcentuales anuales.
"La tendencia de este último período podría ser insuficiente para lograr(los Objetivos del Milenio) al 2015", advierte un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), y de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de las Nacioens Unidas.
Hacia dónde conducen a nuestro niños (as)?
En El Salvador también existe un problema que se ha convertido en endémico: la proliferación de los niños lanzallamas o escupefuego, aquellos que se introducen kerosene en su boca y lo escupen a través de una antorcha para hacer una llamarada - a manera de dragón - en las esquinas de las principales calles y avenidas de San Salvador, la capital del país.
Cifras conservadoras hablan de unos 5 mil menores en esas condiciones en todo este país.
Además, hay que sumar que en El Salvador 1 de cada 5 personas son indigentes.
Hacia dónde nos llevan?
La corrupción no se combate en El Salvador si se es del partido gobernante. Solo entre 2006 y lo que va de 2007 a dos ahora ex funcionarios de la actual administración Saca les fueron descubiertos, ni siquiera investigados ni llevados a juicio, delitos de presunto peculado, cuando los servidoress públicos se apropiaron, uno de ellos, de $ 18.5 millones "para la compra de medicinas" para las farmacias del Seguro Social, que están vacías, mientras el otro de la módica cantidad de $ 40 millones. Este último adujo, tras ser presionado a dimitir, al igual que su compañero, que "renunciaba" de la institución "por padecer problemas cardíacos".

Gracias Doris por tu espacio

Elder Gómez
Periodista salvadoreño

Doris Hubbard-Castillo dijo...

La corrupción de los gobiernos es el principal obstáculo para detener los grandes males que afectan a nuestros países. Porque por ella los recursos son saqueados y no se dan las respuestas que necesita la población más pobre. Y unida a la corrupción está la impunidad, que le da a los corruptos la confianza de que pueden robar lo que se les antoje sin que les pase gran cosa, si acaso un par de años en la cárcel y eso solo para los ladrones de más bajo nivel, porque a los muy poderosos NADA les toca ni una reprimenda.
Considero que las sociedades civiles debemos dejar la comodidad del anonimato y decidirnos a forzar el cambio necesario para acabar con este comején que está socavando las bases de las democracias latinoamericanas.