Hace unos días, caí en cuenta de que hoy, 11 de octubre, cumplo un año de mi último artículo en este, mi espacio personal, y prestó la casualidad de que quien se ocupa de mis redes, Daniel De Gracia, entró y me comentó lo mismo.
Le prometí que hoy regresaba a mis quehaceres, al menos, escribiendo glosas largas, con ínfulas de artículos de opinión; pero, la verdad, así, como recordando (parafraseando) a la gran Nydia Caro, no tengo ganas ni de hablar y estoy escribiendo. Me da pereza abrir la boca para decir lo mismo que están diciendo tantos... recuerden, es parafraseo... Lo siento, pero es que, con tantos problemas o, mejor dicho, tragedias, males, desbarajustes, aquí y allá, sobre todo el derramamiento de sangre inocente, ni sé por dónde comenzar.
En la universidad, de mis tiempos, que supongo aún lo repiten, porque hay teorías que no caducan, nos decían que primero lo cercano, después lo lejano; pero, a mi parecer, hay excepciones en esa teoría, como en todas; difícil hablar de las bajezas de un montón de politiqueros del patio nuestro, regional, y más allá, cuando hay tanto dolor esparcido en el mundo.
Ahora, jubilada, y en retiro permanente, sin ganas de estarlo, porque me siento en perfecto estado para seguir trabajando, pese a los deseos de algunos, ando buscando cómo mantenerme activa. Creo que estos días he leído y escuchado más noticias, comentarios, opiniones... que cuando estaba en ejercicio. Supongo que será algo así como un síndrome de abstinencia, pero no necesariamente negativo, sino en el sentido positivo, aunque agotador.
Bueno, solo quería arrancar el motor. Después retomo las teclas. El problema de los viejos periodistas es que tenemos opiniones sobre todo; así que debemos seleccionar muy bien nuestros temas, porque tampoco es que vamos a hablar de todo. El que mucho abarca..., ya saben.
Ojalá me acompañen en este mi intento por no caducar por completo.
Oro permanentemente por todos los que sufren, han sufrido y en especial por quienes han sido arrebatados violentamente de la vida, no hay derecho.
Dios nos toque. Amén amén AMÉN
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