domingo, 27 de marzo de 2011

El camino a la Constituyente (I)

Durante más de 40 años Panamá ha vivido sobre la Constitución... no bajo la Constitución, documento fundamental para la democracia. ¿Por qué "sobre"?, porque se le ha emparapetado a gusto y disgusto de unos y otros, hasta nombre propio alguna vez tuvo y, ni aun así, se puede decir que se le haya respetado... esa situación no puede continuar.

De los que gobernaron de octubre de 1968 a diciembre de 1989, no podíamos esperar otra cosa que simplemente ignorar la Carta Magna o que la rehicieran a su conveniencia. Una dictadura muy noble habría sido si hubiesen hecho lo contrario. Pero una vez depuesto -como sea que haya sido- el régimen militar, correspondía al primer gobierno democrático, en democracia o camino a ella, llamar a todos los sectores a la tarea CÍVICA de darle al país, a nosotros mismos y a las futuras generaciones una Constitución cónsona con la nueva situación y con el espíritu democrático del pueblo... pero no se hizo.

Ni siquiera vale la pena que hablemos de las reformas hechas y en qué fechas fueron hechas, cuántas son y demás, ya es agua pasada; de eso, si acaso, lo que tendríamos que hacer es señalar el porqué no queremos la Constitución como está, por qué queremos la Asamblea Constituyente.

Tampoco vale la pena detenernos a mirar para atrás en lo político ni siquiera en lo más reciente... aunque, después de todo, le debemos a esos hechos el que por primera vez la comunidad haya tenido acceso al tema, aunque no sepa a fondo, en su gran mayoría, de qué se trata. Para mí, hay que aprovechar la efervescencia que ha causado la renuncia del abogado Ítalo Antinori de la Comisión de Consultas de las Reformas Constitucionales nombrada por el presidente de la República, renuncia motivada por las denuncias de la ex jueza Zulay Rodríguez sobre el supuesto complot para sacar del cargo a la procuradora general de la Nación, Ana Matilde Gómez.

Esa efervescencia permite incentivar la participación y el deseo de saber de qué se trata. Pero hay que hacer docencia, explicar lo que sucede con nuestra Constitución para que nuestros compatriotas no solo repitan, sin entender bien el asunto, que la Constitución no sirve; sino que sepan de manera simple, aunque sea, de qué les hablan y por qué es importante que nos sumemos cívicamente al llamado para que la Asamblea Constituyente sea convocada.

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