miércoles, 19 de diciembre de 2007

Otro 20 de diciembre sin tumba ni justicia

---Artículo publicado en el diario La Estrella de Panamá el 20 de diciembre de 2007

Por Doris Hubbard-Castillo
dehubbard.castillo@gmail.com

La invasión de EEUU a Panamá es uno de los sucesos más desafortunados, por no usar términos más fuertes, de nuestra historia, un hecho que no podemos olvidar por muchas razones y que digan lo que digan los responsables y sus 'amigos' internos, no tiene justificación y ni siquiera era necesaria para deshacernos de la dictadura.
Pero ese es tema que se ha discutido antes y que pasados 17 años del criminal ataque contra nuestro país sólo nos queda no olvidarlo, para no repetir las causas que le dieron origen.
Hoy los panameños debemos estar metidos de lleno en llevar a Panamá hacia un verdadero y pleno desarrollo económico que permee hacia todos los sectores, no sólo hacia los que hacen negocios en los puertos, en la construcción y en la industria, y otros sectores económicos fuertes, que son los que se ven reflejados en las estadísticas nacionales e internacionales y que hablan de un significativo crecimiento en Panamá. Pero esas cifras, no toman en cuenta el hiriente 40 ó 42% de pobreza y pobreza extrema y el más de 90% que dentro del 100% de ese horrible porcentaje se refiere a nuestros pueblos indígenas.
Situación que debe corregirse, porque, si no recuerdan, esas desigualdades sociales fueron las que le dieron justificación a los golpistas del 68, para decir que venían con un proceso revolucionario para llevar a ‘los hijos de la cocinera’ al poder. Porque la clase política tradicional no es que haya fallado en darles respuesta, es que nunca se interesó en hacerlo. Era la época de los ‘rabiblancos’ y los ‘buchís’, de ‘la niña Isabelita’, de ‘don Carlos’, de ‘la patrona’, ‘el patrón’, de los terratenientes, que además eran los ‘dueños’ de la gente que vivía en sus tierras y de sus conciencias, época que para muchos no ha pasado.
Es un compromiso de todos, por los que han partido con la esperanza de que Panamá se convierta en una nación en la que todos tengamos la oportunidad de estudiar, de tener empresas, propiedades o ser empleados de otros, si así lo queremos o es lo que se nos presenta, pero bien preparados académicamente y mejor pagados económicamente y por los que vienen levantándose y que heredarán la responsabilidad de seguir adelante con este país.
La invasión cobró muchas vidas de panameños que siguen sin que, por lo menos, les demos una tumba a donde llevarles flores, no acrecentemos la injusticia arrastrando al país al mismo sendero que lo llevó otrora a los aciagos días de la dictadura.
Alejandro Antonio Hubbard Torrero, siempre estarás en mis oraciones y en mi corazón, de ti aprendí a ser tolerante y a respetar las ideas de quienes no piensan como yo y a amar a los míos, a pesar de estar en aceras opuestas, en lo que a ideas políticas, religiosas o de cualquier índole se trate.

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