miércoles, 1 de julio de 2015

Noriega pide perdón... ¿y entonces?

Quise dejar reposar el tema para leer y escuchar, en un intento por medir el sentir general, pero a una semana del hecho, ya quiero, además de dejarlo registrado, darlo por pasado, aunque no olvidado, pues será solo hasta que surja otro acontecimiento sobre el mismo que espero no sea una "sorpresa". No voy a hacer uno de los tantos recuentos históricos que se hicieron estos días, igual que cuando regresó el Sr. Manuel Antonio Noriega a Panamá, no. Excepto para los jóvenes que muchos ni saben quién es, imperdonable, ahora no lo creo necesario; sería llover sobre, más que mojado, empapado.

Hay que pensar muy bien en todo esto. Haría falta un poco de frialdad... cuando no mucha. Pues muchas son las preguntas que hay y no solo de lo que vimos y escuchamos el miércoles pasado (24 de junio) -y se repitió por varios días, aunque la intensidad duró menos de lo esperado-, sino preguntas cuyas respuestas están en hechos del pasado, sobre todo.

Hoy, hay un movimiento organizado para sacar al exgeneral Manuel Antonio Noriega de la cárcel. En el mismo están personas que mucho nos puede sorprender ver en una lucha a favor de que al ex hombre fuerte hospedado en El Renacer se le abra la puerta de salida. Personas que fueron perseguidas por el régimen militar, civilistas diciendo que perdonan y abogando por el cambio de la medida cautelar actual a una más favorable.

Lo del perdón para un creyente puede ser -o es- difícil, pero no imposible. La mayoría de los creyentes se siente obligada a perdonar apenas alguien le dice "te pido perdón", pese a todos los sufrimientos que los agravios le hayan causado. Y a eso están apostando quienes orquestaron el "show" de la entrevista que no fue entrevista, sino más bien una excusa para ponerle una cámara enfrente al hombre de los indiscutibles 81 años, pero que lució muy firme, tanto que me recordó al que le declaró la guerra a EE. UU.

En lo personal, pues soy creyente y creo en el perdón, hace poco escribía sobre eso, pero esto es, primero, un tema de justicia terrenal, de los tribunales. Hay un pueblo que sufrió una dictadura hasta hace apenas un cuarto de siglo que parecerá mucho, pero ni tanto es; sobre todo cuando hay gente que aún no se sabe dónde quedó, desde el inicio de la dictadura. Los crímenes de dictaduras no deberían prescribir, son crímenes de lesa humanidad, y no deben prescribir para que a nadie se le ocurra repetir. Estoy totalmente convencida de esto. Es lo justo, pues lo que no es justo es que quien sufre los vejámenes de una dictadura sufra, además, por la falta de justicia, aún pasado el régimen dictatorial.

Para mí esto de la declaración pidiendo perdón fue un montaje, a mí no me pareció muy humilde y considero, por todo lo visto, leído y escuchado de gente de todos los sectores, desde el presidente de la República, que están presionando a través de la fe, y eso no es honesto, no es justo con quienes llevan en sí un "dolor genuino", sobre todo porque aún no han recibido justicia. Salieron a decir que si no se perdona se es mal cristiano, no se tiene compasión. Ahora resulta que los malos serán los que fueron víctimas. Pero, además, se les olvida que no todos profesan las mismas creencias, es más, no todos tienen un dios. Y, en asuntos de este tipo no es conveniente mezclar religión con Estado. Pero si insistimos en eso, entonces me pregunto yo ¿por qué ahora acuden a Dios y cuando los dictadores estaban en pleno apogeo ni ellos -los dictadores- lo recordaban ni otros trataba de que lo hicieran?

Hablamos de crímenes, de violaciones a los derechos humanos e individuales, de encubrimientos, de complicidades, de enriquecimientos ilícitos... eso es tema de tribunales de justicia, no de altares. Lo que sí me parece injusto con Noriega es que paga solo, cuando muchos -tanto militares como civiles- se beneficiaron de la dictadura y andan muertos de la risa, como si nada hubieran hecho mal contra el país.

Alguna vez escribí sobre la posibilidad de que pasara lo que tras 26 años pasó el miércoles, que Noriega, el último dictador del régimen militar panameño, pidiera perdón, que el pueblo viera arrepentimiento de parte de quien comandó una de las peores épocas del país, para que se hiciera más factible que se le dé la medida que quiere, casa por cárcel, capaz que hasta país. Pero pensaba yo en un acto que dejara sentir sinceridad, humildad, arrepentimiento no esa sensación de "no ha cambiado, genio y figura...".

Lo mal que estuvo el montaje del perdón televisado no dio pie a que los espectadores lo creyeran, no sé si realmente siente lo que dijo el Sr. Noriega -espero que sí- ni siquiera he hablado con él desde... ni me acuerdo cuándo, 1987, 1988, quizá..., un corto cruce de palabras en la entonces FAP; pero creo que quienes lo asesoraron le hicieron más daño que bien. El tanteo salió mal. El rechazo fue escandaloso. La campaña properdón, a la que se unieron las cabezas de Gobierno e Iglesia Católica, fue rechazada. Escribieron mal el guión, fue una chambonada. Debió ser una entrevista, aunque fuera arreglada, en la que respondiera algunas preguntas y en medio de la misma, por ejemplo, darle un espacio para lo del perdón, que se dirigiera directamente a los más golpeados por la dictadura, que dijera por qué pedía perdón..., comprometiéndose a dar más adelante toda la información que se espera hace 26 años que dé.

Realmente, lamento mucho la situación; pues, tanto esperar que hablara para esto. Creo que el Sr. Noriega y su familia saben que el panameño es un pueblo noble, pero que fue herido profundamente y ya se comprobó que las heridas no están curadas, duelen aún, sobre todo por la falta de verdad y justicia. Y en ese sentido debería ir el siguiente paso, a ver si se salva la gestión. Sr. Noriega, diga lo que sabe, ¿para qué tanto secreto a estas alturas?

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