jueves, 13 de octubre de 2011

El Metrobús





Desde que comenzó a funcionar el Metrobús -MB- he sido una de sus defensoras más apasionadas, enamorada total del nuevo sistema, aun cuando no había tenido la oportunidad de utilizarlo; igualmente he sido detractora férrea y permanente del viejo, bien apodado diablos rojos.

No es necesario que dé ningún ejemplo o explicación sobre por qué mi animadversión contra los diablos rojos. Todo el que haya tenido que ver con ellos, como pasajero o conductor, sabe que las razones sobran para querer que desaparezca.

El Metrobús viene a dar una respuesta a un clamor ciudadano de muchos años, especialmente los últimos 20, en que el sistema colectivo de transporte público de pasajeros ha sido desastroso.

Las unidades del nuevo sistema son cómodas en un 85% -los usuarios se quejan de los asientos, que en medio de un tranque, que lo mantiene a uno sentado -si logra puesto- hasta por dos horas, se tornan poco soportables-; buena iluminación, lo que hace sentirse seguro contra los delincuentes; buena separación entre los asientos de ambas filas, nada de “los puestos de la izquierda son de tres”, son vehículos bastante espaciosos; no hay que desesperarse porque nos den la parada; acondicionador de aire; el bus no se mueve hasta que se cierren las puertas; hay la seguridad de que hará su ruta completa, no que llegará a Calidonia y sorpresivamente el conductor dirá que no va; sin los “pavos” groseros y rofiones, que algunos hasta miedo dan, y muchas veces son hasta cuatro o cinco, además de las mujeres o amiguitas de ellos y el conductor; servicio las 24 horas. En términos generales, conductores... amables.

Fallas

Hasta ahí, todo medianamente bien, casi excelente, si lo comparamos con el otro servicio, pero en los poco menos de tres meses -desde el 15 de julio de 2011- en que se ha hecho más que todo un adelanto de ensayo y error, poniendo en las calles las nuevas unidades, hemos podido sentir algunas fallas, que por momentos hacen crisis.

Para ir, como se dice, metiendo los nuevos buses se eliminan los viejos, perfecto, no los queremos más, aunque de repente se siente la falta de unidades o se plantea el problema de que los diablos rojos llegan hasta ciertos puntos a los que el MB no llega, y no es un problema de caminar un poquito más, sino de que son grandes distancias y con nuestro clima, muchos días bajo la lluvia, a cualquier hora, o tener que gastar en taxi, y al clima se agrega el problema de la inseguridad.

Aparentemente las cuentas de la empresa Mi Bus sobre la cantidad de unidades necesarias en la calle por sectores/rutas y hora no coinciden del todo con las necesidades de los usuarios, sobre todo en las horas pico, las cuales realmente ya no hay, debido a los tranques provocados en todo momento por las nuevas obras que hoy se realizan.

Por ejemplo, solo hay que ponerse a esperar en cualquier parada -incluida la misma Terminal de Albrook- el paso de un MB de Pedregal o Tocumen, y se verá la gran diferencia entre los de estas rutas, cualquiera -Ricardo J. Alfaro, Transístmica y vía España- y los de Santa Librada, El Valle, Los Andes, y demás de esa área, que tienen los que van por el Corredor, Ricardo J. Alfaro y Transístmica... La diferencia es enorme, de 10 unidades, dos van para Pedregal o Tocumen y ocho para Santa Librada, Los Andes y/o El Valle, etc., y de estos últimos, de los cuales se juntan hasta tres en una parada, varios siguen la ruta vacíos.

La excusa del tranque no es aceptable, porque si pueden pasar los de Santa Librada, El Valle, Los Andes, etc., ¿por qué no pueden pasar los de Pedregal y Tocumen? Tampoco es excusa la lluvia, ¿qué tiene que ver que esté lloviendo con que los buses no lleguen? A menos que las calles estén inundadas o haya un derrumbe, que no es el caso en las rutas que usa el MB, si hay alguna ruta por donde andan así, me corrigen... Es más, si llueve, lo lógico es que se esmeren en dar mejor servicio, por la comodidad y seguridad de sus clientes/usarios.

Mi Bus tenía que hacer, bueno, me imagino que así lo hizo, la estimación de los usuarios que están en lo que en el manejo se llamarían los puntos ciegos; o sea, los usuarios, por ejemplo, entre la Terminal de Transporte de Albrook y Pedregal que residen en áreas cuyas entradas están a lo largo de la vía Tocumen, quienes no tienen rutas propias. Todas esas personas, miles, usan el sistema, tanto por la vía España, como por la Transístmica y la Ricardo J. Alfaro.

Mantenimiento

Hemos visto el deterioro en pocos meses de muchas unidades, los acondicionadores de aire, que se detienen o chorrean cantidades considerables de agua; en varios ya no están los extintores en la parte de atrás ni los martillos para romper las ventanas en caso de emergencia; además de lo que se puede resolver con unos buenos manguerazos, sucios por dentro y por fuera; amén de que varios están chocados o rayados.

Se hace obvio que los buses no están siendo llevados a mantenimiento como debe ser. Esto me hace recordar los Cutsa que trajo Omar Torrijos; más recientemente, los de la ruta vía España - San Pedro. Esperemos que no tengan el mismo final, por el bien de todos.

Conductores - Usuarios

Primero sobre los conductores, se prometió que serían diferentes a muchos de los que dañaron el viejo sistema; casi ejecutivos, caballerosos y preparados para enfrentar cualquier situación normal en el trato con personas.

Pero, varios, por no decir muchos, caen en la provocación de la calle, pierden la paciencia y se salen de la línea de adentro de la vía para ir más rápido; regañan o insultan a los pasajeros; si se les presentan situaciones como pasajeros que no se quieren correr no dicen nada o lo dicen de malas maneras; no hacen respetar las disposiciones, como los puestos azules, para mujeres embarazadas, con niños en brazos o personas de la tercera edad; se han dado casos de vendedores de todo y ellos no saben, pueden o quieren poner orden.

Se les debería poner un sistema de comunicación interno para que se puedan comunicar con los pasajeros y poner orden. Lamentablemente, aquí sufrimos de serios problemas en cuanto a las relaciones humanas y eso se hace obvio en el transporte público.

Los usuarios rompen, rayan, ensucian y no cooperan. No se corren, se quedan en la primera parte del bus y no hay fuerza que los mueva; mujeres -no embarazadas- y hombres jóvenes y saludables ocupan los puestos azules, sin importarles con sus prójimos.

Caso específico

Don Bosco

Aun se mantiene el servicio de los diablos rojos en las vías Transístmica y vía España , pero me explican que con las rutas, del MB, Don Bosco - Corredor Sur - Mercado del Marisco y Los Caobos - Corredor Sur - Mercado del Marisco, que cobran $1,25, el problema está en que no hay paradas, el tiempo entre cada bus es mucho y en las mañanas no hacen la ruta completa, porque salen muy llenos, dejando a muchos usuarios; en las noches, el tiempo entre cada bus es de una hora.

Paradas

Varias paradas han sido eliminadas y en varios lugares se han puesto carpas como paradas provisionales. Esta es una de las grandes incomodidades por las que se molestan los usuarios, quienes a cualquier hora del día deben soportar las inclemencias del tiempo a la intemperie, sobre todo si deben hacer filas bajo la lluvia.

Terminal Nacional de Transporte de Albrook

¿Cuál es el problema, por qué no ponen los letreros de las diferentes rutas? Creo que algo de pagos a la administración de la Terminal hay en ese asunto... Además, con fila o sin fila, sigue el problema de las rutas, son más los de Santa Librada, El Valle, etc., aunque salgan con unos cuantos pasajeros, que los de Pedregal y Tocumen, aunque haya una larga fila.

Conclusiones primeras -Esto no termina hasta que la mayoría se sienta satisfecha con el servicio-

Se comprenden las demoras de un sistema que se comenzó a implementar de forma, para mí, improvisada, casi a la carrera, sin estar preparados para enfrentar la gran demanda existente, pero mínimo se deben organizar: cantidad de buses por hora y rutas, hay que ser justos, por ejemplo, con esos residentes de San Miguelito, para quienes los diablos rojos de Pedregal y Tocumen eran parte de los que les daban el servicio, junto con los de Don Bosco, 24 de Diciembre y Mañanitas. Hoy, la oferta se les fue a la mitad prácticamente, porque de la 24 de Diciembre no hay muchos buses de Transístmica y Ricardo J. Alfaro.

Las paradas, son, si no urgentes, muy necesarias, y es de esperar que en las semanas por venir, antes de diciembre, se tengan listas las más que sean posibles.

Una campaña educativa, sobre el comportamiento de los usuarios en el sistema, así como sobre las tarjetas de pago que deben comenzar a usarse en diciembre, es lo indicado. Porque por lo que se puede ver en el día a día, si no se orienta a los usuarios, muchos no saben comportarse y junto con las malas prácticas de los conductores, más las fallas que no se corrijan se puede echar a perder un servicio que debe venir para quedarse, pero en condiciones óptimas.


Fotos de La Estrella y El Siglo.

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