martes, 15 de noviembre de 2011

En media hora... Decreto Zanahoria

De todo este asunto del Decreto Ejecutivo 1424 -“Ley Zanahoria”- llama la atención que la opinión pública se ha manifestado a favor y en contra con tal vehemencia, que parece que fuera el tema más importante poder o no tomar bebidas alcohólicas en centros de diversión las 24 horas.

Ni la huelga médica, que hoy afecta a toda la población, especialmente a los sectores más humildes, que no cuentan con recursos económicos para ir a centros privados ni para comprar medicinas; ni la situación constante y permanente de un sistema educativo que no logra que todos sus actores se interesen en hacer un verdadero trabajo de reingeniería por las futuras generaciones, por el país; ni la canasta básica alimentaria; ni los diversos escándalos de corrupción han logrado que la opinión pública se active como con este asunto del derecho a la chupata permanente.

Hace un tiempo me molesté porque escuché a un sujeto decir que le gustaba venir a parrandear a Panamá... porque aquí no hay reglas. Igual me molesta que en las telenovelas -“Mi corazón insiste”, entre algunas, la más reciente- y en las películas o series -Prison Break, por ejemplo- se ponga a Panamá como un lugar permisivo y atrasado. Pero, hoy me pregunto si no tendrán algo de razón, cuando la opinión pública no se ha levantado por otros temas que de verdad afectan al país y su población -todos nosotros-, pero con esto del Decreto Zanahoria no paran de esgrimir argumentos a favor y en contra.

El tema es importante, aunque quizás traído por los cabellos por unos estrategas de la confusión política, para desviar la atención de los asuntos verdaderamente trascendentales para nuestro país.

Ya sabemos de la cantidad de accidentes de tránsito, la violencia intrafamiliar, las peleas callejeras, además de los efectos para la salud de las trasnochadas, la ingestión de alcohol y otras drogas, por lo cual no es un asunto para ignorar. Pero, ya que nos han metido a tratarlo casi a la fuerza, habría que analizarlo y sustentar su beneficio versus sus perjuicios.

Entre las sugerencias que me atrevería a secundar están: que sea igual para todos y en todo el país; que si bien se ordena la suspensión de vender bebidas alcohólicas después de cierta hora de la madrugada, se permita que los locales sigan atendiendo, pero sirviendo bebidas no alcohólicas; que se controle la venta de dichas bebidas en supermercados, minisupers, gasolineras y otros lugares donde igualmente se debe suspender la venta a la misma hora que en los centros de diversión.

No tenemos que sujetarnos a lo que hacen en otros países, debemos manejar nuestros asuntos a nuestro propio estilo. Pero de que hay que poner reglas... y hacerlas cumplir a todos por igual, hay que hacerlo.

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