domingo, 11 de mayo de 2008

“Ni a izquierda, ni a derecha desaparece la pobreza extrema”

Entrevista publicada en La Estrella de Panamá el martes 6 de mayo de 2008.

Doris Hubbard-Castillo
dehubbard.castillo@gmail.com

“Tal vez el problema no radique en las ideologías, sino en las personas”, porque “ni a izquierda, ni a derecha desaparece la pobreza extrema”, así podría sintetizarse la opinión de Mario Castro Arenas sobre el ‘mano a mano’ de izquierda y derecha que está de vuelta en la región latinoamericana y en el cual algunos grupos nacionales quieren envolver a Panamá.
Este peruano de nacimiento radica en Panamá desde hace más de 20 años, tierra a donde llegó en calidad de embajador de su país y se ha quedado por amor, a la tierra y a una mujer. Con una vasta experiencia periodística, de 50 años, Castro Arenas es también escritor, con una producción literaria que abarca ocho libros publicados en Panamá.

DHC - Háblenos de Mario Castro Arenas, ¿quién es, qué hace, cómo llegó a Panamá, por qué quedarse y desde cuándo?
MCA-
Llegué a Panamá a fines de 1987 como embajador del Perú. Fui asesor de Relaciones Exteriores del presidente Alan García y como embajador itinerante cumplí misiones en Colombia, Argentina, España, Italia, Corea del Sur, Marruecos, entre otros países. Panamá me sedujo desde mi llegada por la cordialidad de su gente, por sus conexiones históricas con el Perú desde la época del Imperio de los Incas y porque atravesaba una crisis política sumamente compleja de transición del régimen militar al sistema democrático. Como representante del Perú en el Grupo de Río trabajé en el análisis del período de transición panameño. En el año de 1990, al término de la función diplomática, dejé el Perú y me radiqué en Panamá, creo que para siempre. La razón de mi arraigo tiene nombre propio: Raquel Méndez Aizpurúa. Me casé con ella y vivimos desde entonces en olor de felicidad. Vivo el período más feliz de mi vida a su lado, en Panamá. Soy un cosmopolita de raza, porque he residido en México, Venezuela, España. La mitad de mi existencia ha transcurrido fuera del Perú. Ahora sería muy difícil que yo abandone Panamá.

DHC- Esa combinación de diplomático, escritor y periodista no es extraña, pero sí muy interesante ¿cómo la describe usted y cómo la vive?
MAC-
Sigo los pasos de ilustres escritores que representaron a su país en puestos diplomáticos: Saint- John Perse y Paul Morand en Francia; Alfonso Reyes, Octavio Paz en México; Pablo Neruda y Jorge Edwards en Chile; Ventura García Calderón en el Perú. Son mis maestros. En ellos me inspiro. Me las he arreglado siempre para que no cese mi actividad periodística. En Venezuela dirigí el semanario Momento del Bloque de Armas, donde escribieron Gabriel García Márquez, Carlos Rangel, el presidente Luis Herrera Campins. Aquí dirigí seis años Vistazo Internacional y fui subdirector de El Panamá América. Desde 1990 soy analista político en emisoras como La Exitosa, Radio Ancón y ahora estoy en Omega Stereo. Tenemos una sintonía fabulosa en el interior. No olvidemos que pertenezco al Consejo Editorial de El Siglo y escribo regularmente en La Estrella de Panamá.

DHC- Háblenos de sus obras publicadas y de sus proyectos futuros.
MAC-
De 1990 a la fecha he publicado 8 libros en Panamá: El Pensamiento Político (primer tomo), Guerrilleros de la Novela, Tres versiones del Rey Lear, Castilla del Oro (novela). El año 2007 fue muy intenso en la producción literaria, porque publiqué de un solo porrazo 4 libros: El Liberalismo y El Socialismo, tratados con los que concluyo la trilogía dedicada al pensamiento político universal. Y dos estudios históricos: Autodestrucción de los Incas y Panamá y Perú en el siglo XVI, que presenté el 17 de abril en la Universidad de Panamá. En Perú, Venezuela y México antes publiqué De Palma a Vallejo, La Novela Peruana y la Evolución Social, El Cuento en Hispanoamérica, La rebelión de Juan Santos Atahualpa, Aprismo, Marxismo y Eurocomunismo, El Líder y Carnaval, Carnaval (novelas), Reconstrucción de José Carlos Mariátegui. Todavía no he recogido los artículos periodísticos que en 50 años de periodismo publiqué en diarios y revistas del Perú, España, México, Venezuela, Ecuador, Panamá y otros países. Entre los proyectos en los que trabajo actualmente puedo mencionar una historia integral de Panamá, que abarque período precolombino, conquista, colonia y república. También un estudio sobre el Liberalismo histórico de Colombia y Panamá. Me convertí en un fanático de la historia panameña. Ningún país del mundo luchó tanto como Panamá para ser una república independiente y soberana.

DHC- Además de las tres facetas descritas antes, es usted asesor del Banco Nacional de Panamá, ¿a qué áreas corresponde esa asesoría?
MAC-
Desde 2005 soy Asesor Cultural del Banco Nacional de Panamá. Me siento orgulloso de pertenecer a una institución como el Banco Nacional que lleva adelante una revolución cultural en este país. Hemos realizado una docena de conciertos en todas las iglesias, de Chiriquí a Chepo, con la Orquesta Sinfónica Nacional, con nuestro patrocinio. Ahora presentamos a la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Panamá, una orquesta extraordinaria, que todos los panameños deberían escuchar. Acabo de retornar de Natá de los Caballeros en cuya iglesia catedral dimos un concierto maravilloso que aplaudió hasta el cura párroco. Antes hubo conciertos en Boquete y en el parque Cervantes de David. El banco, con el notable apoyo de su gerente general Juan Ricardo de Dianous, ha abierto sus 66 sucursales a los pintores panameños emergentes. Tenemos convenios de cooperación con el INAC, el Museo del Canal, el Museo de Arte Contemporáneo y el Ministerio de Educación. Este año, Dios mediante, presentaremos a los Grandes Maestros de la Colección Pictórica de BANCONAL en el Museo de Arte Contemporáneo y la Colección Filatélica en el Museo del Canal Interoceánico. La política de sinergia impulsada por el Banco Nacional permite que el panameño de tierra adentro oiga música de Beethoven y Gladys De la Lastra y admire la pintura de Sinclair y Chong Neto.

DHC- ¿Se atreve a meterse en la política, cómo ve a Panamá en este momento?
MAC-
Desde hace más de 30 años soy aprista. El APRA incluyó el Canal de Panamá en el plan máximo escrito por Haya de la Torre. Aquí funcionó una célula aprista de panameños ilustres, como Carlos Iván Zúñiga. El proyecto bolivariano sigue vigente. En Panamá soy amigo de políticos de todas las tendencias. He trabajado en La Cancillería con Julio Linares, José Raúl Mulino y Gabriel Lewis Galindo. Mi utopía personal es formar parte de una Asamblea Constituyente de Panamá o representarlo fuera o dentro del país, poniendo a su servicio la experiencia acumulada caminando por la Muralla china, el desierto del Shara y el Muro de Berlín.

DHC - Es una realidad la existencia de dos países en Panamá, el del líder en la Región en crecimiento económico y el del 37% o más de pobreza y pobreza extrema, ¿cómo los unimos, para que el primero ayude al segundo a vivir con calidad y esperanza?
MCA-
Ciertamente, en América Latina existe el dualismo del país oficial y el país real, dualismo que se expresa en forma desgarradora en Panamá. La pobreza de los habitantes del interior me aflige y me subleva. La riqueza concentrada en un puñado de familias debe derramarse al Panamá profundo, poniendo término a la desigualdad social que proviene del nacimiento de la República. O lo hacemos en democracia o aparece por allí un fulano que romperá la desigualdad a sangre y fuego.

DHC- Además de bajar los índices de pobreza existentes, ¿qué más cree que le falta a Panamá para que todos sus esfuerzos por desarrollarse lleguen a convertirse en algo concreto y sostenible?
MAC-
He venido a aprender de Panamá y no a enseñar. Creo que llegó el momento de transformar la República, como soñaron José Domingo Espinar y Buenaventura Correoso en el siglo XIX. Debemos buscar fórmulas autóctonas y evitar las recetas importadas ajenas a la idiosincrasia panameña. Si encontramos la fórmula de administrar el Canal mejor que los norteamericanos, podemos auscultar el hallazgo de caminos propios, sin entregar los servicios estratégicos de energía, comunicaciones, y todo en lo que se funda la soberanía nacional. No predico un nacionalismo xenófobo, porque Panamá siempre fue un territorio de apertura cosmopolita en el que conviven todas las razas, todas las religiones, todas las culturas. Sin embargo, observemos lo que sucede a nuestro alrededor. A veces los peores enemigos del capitalismo y el socialismo son los propios capitalistas y socialistas, como lo destaco en mis libros recientes. Panamá es modelo de globalización desde el siglo XVI. Fuimos el puente entre el oro de los incas y los monarcas españoles. Debemos leer a Mariano Arosemena y a su hijo Justo, a Eusebio Morales, a Belisario Porras. En el pasado histórico yace el secreto del futuro.

DHC- En el ámbito regional, nuestro continente se debate, otra vez, entre sus dos manos, la izquierda y la derecha, ¿por qué considera que se está dando esta situación política, que afecta lo social y económico de la región y ha llegado hasta amenazar nuestra paz -conflicto Colombia/Ecuador-?
MAC-
La historia se desenvuelve en ciclos dialécticos de tesis y antítesis. Presenciamos hoy un retorno al populismo nacionalista antiimperialista en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay. Estos esquemas reaparecieron en la década de los setentas con uniforme militar, ahora sin galones ni charreteras. El contrapeso ideológico es la izquierda democrática de Brasil, Chile, Perú. En Europa resurge la derecha con Sarkozy en Francia y Berlusconi en Italia, con excepción de los socialistas españoles y portugueses. El mundo gira en función de movimientos extraños. Francia se está desilusionando de Sarkozy. El referéndum de Santa Cruz en Bolivia revela que Evo Morales ya fatigó a sus paisanos. Ni a izquierda ni a derecha desaparece la pobreza extrema. Tal vez el problema no radique en las ideologías, sino en las personas.

DHC- ¿Ve esa misma contienda -izquierda/derecha- en Panamá con fuertes posibilidades de cambio de rumbo?
MAC-
En Panamá hay un juego de vasos comunicantes de carácter ideológico que impide las diferenciaciones categóricas de izquierda y derecha, una división que nació con la Revolución Francesa y que ya perdió sus características específicas. EL PRD de Pérez Balladares privatizó las empresas de energía y telecomunicaciones. El panameñismo es un mosaico de empresarios y abogados que fundó la Caja de Seguro Social, pero con resabios racistas. El liberalismo de hoy rompió amarras con el liberalismo de Belisario Porras que modernizó Panamá. Si la oligarquía de jefes de partidos y los profesionales del parlamentarismo no abren la puerta, aquí podría insurgir un teniente coronel como Chávez, un cura como el paraguayo Lugo o cualquier otro caudillo antipartidos. Debemos renovar las estructuras políticas con una nueva clase de dirigentes más interesados en solucionar los problemas sociales y dedicarse menos al activismo de pegar afiches, financiar ‘spots’ de televisión y ganar las primarias a como dé lugar. Panamá reclama una nueva élite de políticos que estudie y mitigue las diferencias entre el país oficial de estadísticas superlativas y el país real de campesinos sin perspectivas. En suma, la elaboración de un Proyecto Nacional multipartidario de obligatorio cumplimiento para todos los gobernantes. No me agrada el Panamá de Donald Trump, sino el Panamá de Belisario Porras.

1 comentario:

Edgar Rodriguez dijo...

buen articulo sobre esta personalidad