sábado, 26 de enero de 2008

'Progreso para la infancia'... II Parte

1- Sobre el informe en sí
2- ¿Cómo le va a Panamá?

Por Doris Hubbard-Castillo

2- ¿Cómo le va a Panamá?

Estoy en deuda. Este material lo tengo desde el 10 de diciembre, ya hace más de un mes, y a pesar de que lo tenía bastante adelantado, lo fui aplazando por atender otros temas. Dicen que a veces las cosas importantes son desplazadas por las urgentes, parece cierto.
Bien, de todas formas es un tema que no pierde actualidad, pues no creo que en un mes se haya logrado lo que no se ha logrado en ocho años.
Ya vimos el informe de la UNICEF sobre los avances en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), ahora me voy a ocupar de lo que le toca mi querido, pequeño, rico, pero contradictorio país.
Una pequeña tabla que nos remitió la UNICEF el 10 de diciembre dice escuetamente sobre el progreso de Panamá hacia los ODM: 1- “Erradicar la pobreza extrema y el hambre, NO HAY PROGRESO; 2- “Lograr la universalización de la educación primaria, en cambio”; 3- “Eliminar la disparidad de género en la educación primaria, en cambio”; 4- “Reducir la mortalidad infantil, en cambio”; 5- “Mejorar la salud materna, MODERADO”; 6- “Combatir el HIV, la malaria y otras enfermedades, DATOS INSUFICIENTES O NO DISPONIBLES”; 7- “Asegurar sostenibilidad ambiental, DATOS INSUFICIENTES O NO DISPONIBLES”.
Esto, diciéndolo también muy escuetamente, me parece el informe sobre un país muy, pero muy pobre. Pero resulta que estamos hablando de un país que es hoy el líder de su Región en crecimiento económico, de acuerdo al registro de 2007 -9.5%-, y que para este año un economista vaticinó (con una amplia sonrisa, muy feliz parecía por la buena nueva que daba) en una conferencia que apunta hacia el 10.5%.
¿Cómo explicamos entonces esta situación que nos describe el sucinto informe de la UNICEF y que sabemos por nuestras propias cifras que es correcto? Treinta y siete por ciento de nuestra población vive dentro de los márgenes de pobreza y pobreza extrema, representando el mayor porcentaje la población indígena.
Resulta ofensivo hablar de liderazgo regional en crecimiento económico y millones invertidos en campañas políticas, cuando tenemos estas evaluaciones sobre nuestra población, mismas que no se pueden desmentir, pues las pruebas están al canto.
¿Qué pasa en Panamá? Pues, parece que tenemos dos países. Uno, disfruta de ese crecimiento, publicitado por los dirigentes del gobierno y del sector empresarial, quienes, por supuesto, están entre quienes lo disfrutan. Y el otro, ayuda a que ese crecimiento se dé, pero no lo disfruta plenamente. Incluso, creo que hay un tercer país, ese de extrema pobreza, que ni siquiera tiene educación suficiente para ayudar a que se produzca el tan cacareado crecimiento económico, por lo que está muy lejos de llegar a recibir sus beneficios, excepto por limosnas que a diario les echan en cara quienes se las dan, en su afán por acallar las críticas de sus detractores. Lo que hace que sea obligatorio recordar que el pan sin dignidad, es amargo.
Los niños, niñas y adolescentes son el último eslabón de la cadena, cuando deberían ser el primero, por su vulnerabilidad, pero sobre todo por ser al mismo tiempo la garantía de continuación de la especie.
Así como algo olía mal en Dinamarca, algo está fallando en Panamá, quizás sea la falta de un real compromiso de todos los sectores de la sociedad, que la misma población tome con seriedad la planificación familiar, la educación y la salud; que los sectores económica y políticamente poderosos y los gobernantes, los que reciben todo el beneficio del crecimiento económico, recuerden que Panamá está compuesto de nueve provincia y las comarcas indígenas, no solo de las cabeceras de las provincias de Panamá y Colón y una que otra ciudad después del Puente de las Américas. Que los programas sociales no sean para cerrarle la boca a unos pocos con mendrugos y a otros con publicidad sobre lo ‘bueno que estamos haciendo y ustedes no hicieron’. Eso es humillante y ofensivo para quienes sufren en carne propia la carencia de recursos.
Es buena época para que quienes creen que pueden dirigir este país, quienes tienen el poder económico y político, presenten programas de desarrollo sostenible, no de esos que duran cinco años y desaparecen en el próximo quinquenio. Al mismo tiempo el actual gobierno debe seguir con sus programas a favor de la población más humilde, analizar lo que ha hecho, mejorar lo que no haya hecho tan bien y comprometerse a dejar en herencia las bases para un mejor futuro a ese 37 y tanto por ciento de la población en pobreza y pobreza extrema, a ver si ellos logran también registrar un crecimiento económico que les permita una vida digna.

1 comentario:

Alfredo dijo...

Gracias por tocar este importante tema con la calidad que es de esperarse de usted. En lo personal, estuve brindando seguimiento a esto hace un par de años con locuciones transmitidas por el "Podcast Anti-Social". Lastimosamente no pude finalizar pero llegué hasta la 6ta y después octava meta. Después simplemente seguí leyendo noticias pero realmente sin compartir como has logrado en esta ocasión.

Sobre las metas, opino que son una buena guía que el país debería seguir con mayor seriedad, ya que me parecen alcanzables. Lastimosamente, como señala, no parece haber la voluntad necesaria.

Saludos!