sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Inseguridad?, las pruebas al canto

Doris Hubbard-Castillo
dehubbard.castillo@gmail.com

Es desesperante... sencillamente desesperante, sentir que nuestra seguridad está amenazada por quienes consideran que tienen todas las ventajas para hacer lo que se les dé la gana contra la vida y bienes de los demás.

Es una situación que nos obliga a revisar nuestro actuar y a buscar la forma de disminuir nuestra confianza en la “buena suerte” de que “a mí eso no me va a pasar”, tomando medidas extras de seguridad personal y familiar, mientras exigimos que los responsables de nuestra seguridad cumplan con su trabajo... sin excusas. El que no puede con la múcura que la deje en el suelo y le dé el espacio a quienes sí tengan la disposición de cumplir con su deber.

No es cuestión de desatar un estado de terror ciudadano, que tampoco nos beneficia en nada. Es un asunto de darle las soluciones definitivas a un problema que está dejando muertos, heridos y gente sumamente asustada por todos lados, y el sentir con fundamento de que ya no estamos seguros ni en nuestras casas.

Nadie tiene excusas para asaltar o asesinar, así como ningún policía tiene excusa para no hacer su trabajo... porque está “desmoralizado” (esto dicho con un tono muy sarcástico). No podemos justificar la delincuencia, diciendo que porque los que cometen las fechorías son pobres, roban y matan. Pues, esa es una excusa falsa y por demás estúpida, así como un insulto imperdonable — e inmerecido — a los miles de panameños decentes que luchan para obtener el sustento sin robarse un solo real, aunque tengan el estómago pegado al espinazo y le enseñan a sus hijos e hijas que “lo que no te pertenece no se toca” (Eso me recuerda a mi madre).

Es de esperar que el Gobierno dé a la población seguridad. Y no vengan con lo de la mano tal por cual, ¡usen las dos manos y paren esto!

Y no dejo de recordarle a los políticos que este no es tema de campaña, es de vida o muerte. Y quien gane las elecciones tendrá que recoger la múcura aquella de que hablaba arriba.

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